1.12.10

De amicitia (I)


Descubro la sensación cuando me encuentro haciendo algo que habitualmente no haría: escuchar completo un disco de The Who o Pete Townshend, preparar un asado de improviso, aunque sólo sea para Sofi y para mí, hablar con un amigo en común que me dice que se le ocurrió empezar a elaborar cerveza casera. A veces lo pienso por cosas que creo que te gustarían, pero que no llegamos a compartir: ¿qué hubieras dicho de Living in the Material World de Harrison, por ejemplo?
También está en las personas que me rodean, en las personas que te rodeaban: tu hermano el Tano, por ejemplo, que siempre había sido seco conmigo, y un poco irónico, de pronto se abrió con una ternura y un cariño del que nunca hubiera pensado que fuese capaz.
El Tano vino a mi último cumpleaños. En cierta forma era como tenerte de nuevo, recuperar esa forma de vos que hacía mucho tiempo que no veía: el chiste rápido, la carcajada franca, y hasta las mismas escenas intrascendentes de las mismas películas malas que sólo a vos te gustaban. Pero recuperar esa forma pasada de vos era también como marcar lo distante que estás. Los intentos de conjurar la soledad a veces agitan tanto el aire que lo hacen palpable.

No hay comentarios: