17.3.24

No te veré morir

Reseña de Enlutada de Paula Tomassoni

Buenos Aires: Corregidor, 2023

Por Vicente Costantini

 


Un domingo de invierno en Parque Sicardi llega un mensaje de WhatsApp que hará tambalear la tranquilidad de la tarde. El padre de Valentín, a quien conocimos en el capítulo anterior, acaba de fallecer. Una herencia y un accidente de auto marcan así el arranque de la última novela de la escritora platense Paula Tomassoni.

En toda su obra novelística, la autora presenta personajes que atraviesan algún tipo de duelo: ya sea por la separación en «Leche merengada» (2015), el suicidio del marido en «Indeleble» (2018) o la pérdida del padre en la reciente «Enlutada» (2023). Sin embargo, las novelas de Tomassoni no se regodean en el dolor y el desamparo; por el contrario, tienen también eficaces momentos de humor e ironía, retratando de modo insuperable el tedio, la rutina y lo que las circunstancias de vida han hecho de los personajes, quienes a veces parecen ser más juguetes del azar que artífices de su propio destino.

Otro paralelismo que puede trazarse entre sus novelas es el modo en que la fatalidad sirve de piedra basal para la estructura de cada una de ellas: así, en «Leche merengada» un accidente de avión empieza a revelar una maraña de secretos familiares; en «Indeleble» el difícil tránsito por la viudez se alterna con la implacable narración del pasado que llevará al marido de la protagonista a tomar una decisión extrema e irreversible; y en «Enlutada» la convalecencia tras un choque automovilístico será el motor narrativo del deterioro de las relaciones de pareja de Valentín y la Negra.

“Lo que se hereda no se roba”: ¿es posible heredar las características de un padre ausente? Tanto la primera como la más reciente novela de Tomassoni abren interrogantes acerca de la paternidad, la maternidad y las relaciones familiares. El epígrafe de Idea Vilariño (“No te veré morir”) al comienzo de «Enlutada» lo anticipa: las historias de Juan y Valentín (padre e hijo) se alternan en un ligero desfasaje temporal, como un diálogo a destiempo con el pasado perdido, con todo lo que ya no sucederá entre ellos. Buscando rastros en Internet de aquel que fue su padre, Valentín se topará con esta frase: “Más que un accidente, creo que en mi vida mi hijo es un acontecimiento”.

El título «Enlutada» podría sugerir a la imaginación del lector la imagen de una mujer que llora la pérdida de un ser querido, y hasta cierto punto no estaría tan lejos de los hechos que describe el libro. Sin embargo, en el sentido más literal (y ajustado a la trama), la “enlutada” es una cacatúa exótica muy codiciada proveniente de Oceanía, de plumaje casi enteramente negro. El inquietante circuito del tráfico ilegal de aves configura así el otro núcleo temático de la novela: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar Juan en su obsesión por los pájaros? ¿Cuánto puede soportar por amor su pareja Graciela, aun si detesta las plumas, la mugre, el olor a animal y los constantes chillidos?

Al respecto, cabe señalar que «Enlutada» no es solamente una historia de varones; también se sostiene en el contraste entre la Negra, una joven independiente, práctica y con cierto grado de desapego, y Graciela, una mujer de otra generación que se siente desencantada por la separación y los sinsabores amorosos. El objetivo de la Negra parece ser principalmente económico y aspiracional; el de Graciela, afectivo. Al igual que otras grandes escritoras como Selva Almada o Mariana Enriquez, Tomassoni demuestra que una escritura feminista es posible sin que ello lleve aparejada la idealización de las mujeres como personajes irreprochables y unidimensionales; por el contrario, la novela las presenta con sus contradicciones y vulnerabilidades, poniendo la estética y la narración por encima de cualquier panfleto político. Son mujeres golpeadas por la vida; desilusionadas y palpables, resignadas y auténticas.

Como en las antiguas tragedias, el lector sabe algo que los personajes ignoran y esto funciona como un horizonte de desastre al que se dirigirán implacablemente; pero a su vez, como en gran parte de la novelística contemporánea, lo que los personajes muestran de sí es a veces menos importante que lo que ocultan y callan. Ignorar y saber: es en esta lógica de sustracción y suma, de exhibición y omisión, donde Tomassoni demuestra su mayor pericia, creando una novela que no da respiro hasta el final.