26.12.08

Más sobre el casamiento

Acabo de publicar un post viejo sobre el casamiento, que tenía a medio escribir. La fecha de publicación es vieja porque data de cuando comencé a escribirlo.

Ahora estoy considerando escribir este blog en dos tiempos simultáneos: el presente y el pasado, porque si no irremediablemente me condenaría a escribir siempre sobre lo que pasó hace mucho, y nunca sobre lo más reciente, que tiene una frescura innegable. De todas formas, después se pueden ir alterando las fechas y reordenando los posts para dar lugar a un relato (más o menos) coherente.
Por eso, cuento algo del presente más inmediato.

Hoy pasamos Navidad con doble sesión familiar; a partir del mediodía, en casa de mi tía Juana, por parte de la familia de mi viejo. Y a la noche, en lo de mi tía Patty, hermana de mamá. Aproveché y estuve repartiendo invitaciones para el casamiento, diseñadas con muy buen gusto por la hermana de Sofi (aprovecho y paso el chivo platense: Paula Calvente - Diseñadora de Comunicación Visual - Tel. (0221) 482 6771 - E-mail: calventedis@yahoo.com.ar. Toda la papeleria para tu fiesta. Invitaciones, participaciones, agradecimientos. Diseños exclusivos.)
Tuvimos idas y vueltas con la tarjeta del casamiento, porque al principio eran muchos los elementos que queríamos incluir: una viñeta elegida por Sofi, el fragmento de un poema de Edgar Bayley elegido por mí, más toda la información acerca del casamiento. Me acuerdo bien que estuvimos una noche entera pensando en cómo redactar las invitaciones y participaciones (sí, un Profesor en Letras y una Comunicadora Social, que juntos no podían redactar la tarjeta de un casamiento). Tomé como referencia la invitación al casamiento de María Laura, una maestra del colegio donde trabajo que se casó en septiembre, pero la dificultad nuestra residía en que no nos casamos por iglesia. Por eso, la "participación" es en realidad una notificación de que nos casamos, no una invitación para que la persona "participe" en algo con nosotros. Esto sigue generando malentendidos; en primer lugar, porque mucha gente (al menos, gente de cierta edad y de ciertos círculos sociales) asume inmediatamente que te casás por iglesia, y tiende a preguntar directamente en dónde. Y en segundo lugar, porque algunos leen la participación como una invitación a asistir a la fiesta, a la que sencillamente le faltan datos (me pasó exactamente eso esta semana).
Acá hay algunas de las opciones que estuvimos manejando para la tarjeta.

La primera versión no le gustaba a la mamá de Sofi, que decía que la corona que rodea a las manitos es "funeraria".

La segunda versión me pareció horrible a mí, y a mi mamá también. Creo que son esas tarjetas de las que uno se termina arrepintiendo.

Y la tercera versión es la sugerencia de Paula, naturalmente más despojada que las demás, porque proviene de una diseñadora.

Finalmente nos decidimos por la primera versión, que se cierra y abre como una especie de ventana, con un sticker sellándola donde se lee "un cielo nuevo nos abre su puerta lateral". Pero quedó bien porque las letras y el sticker tienen color verde inglés, así que la tarjeta quedó bastante sobria, pero con algunos detalles que la realzan, me parece.

La elección de los invitados sigue siendo un motivo de discordia, sobre todo en familias numerosas y fiestas grandes como lo va a ser mi casamiento. Esta semana estuvimos media hora discutiendo en la mesa con mi hermana, que a toda costa quería invitar a trece amigas a la fiesta (y dos de ellas a comer). Finalmente negociamos unas seis/siete amigas como máximo. Pero ahora mis hermanos exigen igualdad de condiciones en la cantidad de amigos por invitar.
También me pasó que hubo dos primos de una familia muy numerosa, todos hijos de la misma tía, a quienes no invité por antecedentes que no viene al caso mencionar, y uno de ellos me encaró hoy felicitándome por el casamiento, y a la vez diciendo que él no había recibido "el parte". Fue una situación bastante incómoda, pero prefiero eso a que haya malentendidos y que gente que no fue invitada termine cayendo a la fiesta.

Pienso en los grandes ejemplos de la literatura, el cine y las demás artes, y sigo confirmando que, junto a los funerales, el casamiento sigue siendo el elemento más movilizador a nivel social, porque irremediablemente trae todo lo que está latente y oculto a la superficie. Si queremos mirarlo o no, esa ya es otra cuestión.