31.7.08

Cómo casarse y no morir en el intento /3

Voy a continuar con el relato, porque si no corro el riesgo de no escribirlo nunca, o de olvidar lo más importante: ¡los detalles!

La tan mentada reunión de nuestros viejos se llevó a cabo el domingo 6 de julio, y, como suele ocurrir en esos casos, no se habló de lo importante sino hacia el final. Por un lado, había que arreglar el tema de los gastos del casamiento –no hubo demasiado problema, porque se pusieron de acuerdo rápido en que los gastos fueran pagados de manera proporcional a la cantidad de invitados de cada uno–. Barajamos Campo Chico como la opción más potable disponible, pero lo que me sorprendió mucho fue que mi viejo, a la vez que podía quejarse de los gastos y del costo, podía también perfectamente pedir que eligiéramos un lugar "con nivel" (¿?).
Un tema complejo, que dejo aparte para más adelante, era dónde íbamos a vivir el año que viene. No por la zona (ya estaba establecido que Sofi y yo vamos a vivir en La Plata), sino porque estaba presente la disyuntiva de si comprar o alquilar. Y acá las dos familias tenían posturas bastante distintas, por el hecho de que están atravesando momentos diferentes: Sofi es la última en irse de casa de sus hermanas, mientras que yo soy el mayor y soy el primero en casarme e irme. Entonces, de alguna forma a Sofi le toca cerrar una etapa –y por ese motivo sus padres ya le adelantaron que van a darle una suma de plata, sin pretender que ella se la devuelva–, mientras que yo inauguro otra, y a la vez siento un precedente en mi casa. Por eso mi viejo estaba bastante reacio a darme plata así como así, fundamentalmente para no tener que hacer lo mismo más adelante con el resto de los hermanos.
Este tema quedó en suspenso y recién volvió a estar en el candelero por estos días, tan cruciales y tan cercanos al casorio... Pero prefiero hablar de eso en alguno de los futuros posts.

Aprovechando el feriado del 9 de julio, que este año cayó un miércoles, yo estuve haciendo gestiones para pasar a visitar dos lugares en zona Oeste, y por suerte conseguí que mis viejos me acompañaran.
Uno de ellos es prácticamente ignoto: el Casino de Oficiales de la I Brigada de las Fuerzas Aéreas, en El Palomar. No tiene página en Internet ni e-mail; lo más cercano a un contacto es esto.
Creo que nunca se me hubiera ocurrido elegir un lugar semejante, de no ser porque mi amigo (DJ) Max me lo recomendó, ya que lo habían contratado para hacer un evento ahí –evidentemente, algún militar o alguien relacionado con las Fuerzas Aéreas–. A priori, tengo que decir que me daba un poco de escozor considerar hacer el evento ahí, sobre todo por la mala fama que tienen los militares en nuestro país y la carga simbólica que tienen las bases militares –algunas de ellas, funcionando simultáneamente como centros clandestinos de detención durante la dictadura–. Y tampoco habíamos tenido una buena experiencia en un casamiento de uno de mis primos, que se realizó en el hotel la sede Vicente López del Círculo de la Fuerza Aérea: nos habían invitado después de las 12, y como llegamos muy puntales (digamos, a las 0.30), el maître/milico quería echarnos del piso y hacernos esperar abajo, donde no había nadie, hasta que los invitados terminaran de comer (¡!).

En fin: llegamos al lugar en cuestión. Yo tenía el contacto que me había pasado Max, de un oficial que ese día estaba de guardia, y así la entrada fue más fácil. Las bases militares de este tipo son bastante impactantes, porque tienen casi la autonomía de un pueblo: calles, señalización, casitas... Había algunos aviones militares a la vista (todos ellos, bastante viejos, claramente de la época de la dictadura, o incluso anteriores, quizás comprados por los milicos a alguna otra republiqueta tercermundista).
Nos indicaron cómo llegar al Casino de Oficiales, y ahí estaba el oficial, de uniforme camuflado y bigote. Nos recibió con un "Feliz día de la Patria".
Recorrimos el lugar y rápidamente nos dimos cuenta de que éste no nos iba a servir, porque entre el momento en que yo me comuniqué con el tipo y la visita que ahora estábamos haciendo, se habían agregado nada menos que 100 personas a la lista de invitados. Un salón de 250 personas (que se veía más propicio para 200) ya nos quedaba chico. Igualmente lo recorrimos con el oficial, casi por cortesía. A la distancia, y considerando lo barato del alquiler, tengo que decir que el lugar no está mal, pero también aclaro que Max me lo había pintado como espectacular. Yo ya me estaba imaginando una mansión inmensa, una recepción fastuosa con largos sillones de cuero y un salón amplísimo. La realidad fue algo distinta: dos sillones de cuero negro, bastante ajados, en la recepción; un salón con piso de parquet, lindo y largo pero algo angosto. Se veía un poco encerrado, y el biombo le daba un toque kitsch-oriental. Pasamos a la cocina y ahí el personal se estaba cocinando unos ravioles con salsa que nos tentaron. La cocina era bastante amplia y tenía una hornallas gigantes. Pero la posibilidad de un asado (que era el tipo de catering que más me cerraba en ese momento), estaba casi descartada.
No sacamos fotos del lugar, le agradecimos al oficial y nos fuimos para Los Ciervos. En el camino, pasamos al lado de una obra (o eso parecía, aunque dudo que el gremio de la construcción trabaje en feriados patrios), que estaba cocinando casi sobre la calle unos asados de tira y chorizos. Se nos hizo agua la boca, porque ya era bien pasado el mediodía.

Los Ciervos fue el otro extremo. Es una quinta famosa porque ahí se casaron celebridades de la talla de Araceli y Floricienta (aunque no entre sí); pero a diferencia de muchos lugares en boga durante el menemismo que hoy están en decadencia, me parece que éste conserva detalles de buen gusto.
El lugar tiene mucho a su favor: una quinta inmensa y bellísima, atención muy profesional, un catering de altísimo nivel (al menos, eso es lo que tengo entendido: ahora se estaban ocupando del catering para el Cirque du Soleil). Las contras eran las esperables de un lugar como éste: el precio, la poca disponibilidad de fechas, horarios inflexibles (10 a 20 / 22 a 7, porque en temporada alta suelen hacer dos eventos los sábados) y la cantidad de servicios "exclusivos" con los que cuentan. Si bien todavía no tenían un acuerdo concreto, la chica que nos atendió nos dijo que estaban cerrando la exclusividad de los eventos con los DJs de "RePila".
Además, más allá del atractivo del lugar, a mi viejo no le terminó de convencer el acceso, por su obsesión con la "sheguridad". Con mis viejos coincidíamos en que el lugar era "soñado", pero al parecer escapaba bastante fuera de nuestras posibilidades.

Finalmente, para desquitarnos el hambre, fuimos a una parrillita de San Isidro sobre la calle Dardo Rocha, a la que papá suele ir con sus amigos los jueves a la noche. Estaba repleta de gente y nos atendieron bastante mal (o será que esta búsqueda del lugar para casarme me está poniendo el paladar y el ojo exigentes).

El césped de Los Ciervos, con su verde resplandor

El casco de la Quinta: mirando hacia acá se realizan las ceremonias
(el salón está de espaldas a la cámara)
.


Lo que hay que saber

Casino de Oficiales de la I Brigada de las Fuerzas Aéreas (El Palomar)
Contacto: Héctor Abrán. Cel. 154-089-7821
Alquiler del salón y el personal de servicio: $3800.
Uso del jardín exterior: $250 extra. No precisan facturar IVA. El cliente puede traer los servicios que desee (catering, ambientación, DJs, etc.).
Salón chico (capacidad para hasta 250 personas), pero de precio muy accesible. Eso sí: ni la mitad de espectacular que lo que me había pintado Max.
Salón con parquet. Cuenta con 20 mesas para 6/7 personas, 100 sillas (el resto
hay que alquilarlo). Incluye: recepcionista, seguridad, personal de limpieza, cocina equipada para el uso del catering (5 hornos, baño María, 8 hornallas, heladeras, cámara frigorífica).

Los Ciervos
Av. Pedro Díaz 1800 - Hurlingham
Tel. (011) 4662.8888 / 4665.0373 - Int. 2
eventos
@quintalosciervos.com.ar - gabriela@quintalosciervos.com.ar
www.quintalosciervos.com.ar - www.losciervoscatering.com.ar

Es una quinta lindísima estilo inglés que queda en Hurlingham. (Según mi padre, “el acceso es insheguro”.)
Para un sábado de 10 a 20 hs, el alquiler del salón cuesta $ 4000 (sin IVA). Incluye: suite privada, jefe de banquetes, mozo, recepcionistas, personal de seguridad, baños y guardarropa, valet parking, estacionamiento, mesas, sillas, mantelería, vajilla y cristalería, armado de ceremonia (sillas, alfombra roja y mesa para celebración). No incluye: fundas para sillas y caminos para mesas. Trabajan con su propio catering exclusivo.
El catering de asado cuesta $127 por cubierto (incluye sólo pollo, vacío y costilla + recepción campestre bastante completa + mesa de dulces + bebidas sin alcohol; pueden agregarse más cortes de carne pero hay que pagarlos aparte). Las opciones de bebidas alcohólicas van desde $16 hasta $32 por persona. La barra, $5 por persona. Cerveza tirada toda la noche $3 por persona. No incluye final de fiesta (cuesta $7 por persona). Cobran $5 de descorche en caso de que quieras llevar tu propia bebida alcohólica. Los precios en todos los casos son SIN IVA, y ellos precisan facturar al menos la mitad del evento.
Menores de 0 a 4 años, gratis; de 5 a 11 años, 50% del valor del cubierto de adultos.

28.7.08

Cómo casarse y no morir en el intento /2

Dos semanas después de la visita a "El Tata", Sofi y yo ya habíamos aceitado los implacables engranajes del casamiento. Ante todo, el objetivo principal era conseguir "aliados" (!) en ambas familias, que se entusiasmaran y acompañaran nuestro perigrinaje en pos de un lugar donde casarnos...

Ya que el casamiento en el campo no pudo ser, Sofi y yo estábamos de acuerdo en conseguir una quinta o estancia donde casarnos. Por eso, habíamos contemplado la opción de hacer el casamiento durante el día –a pesar de la oposición inicial de mi hermana, y de algunos amigos–. Además, también estuvimos de acuerdo en que fuera en algún lugar de zona norte del GBA (o, como muy lejos, zona oeste), porque el grueso de invitados corresponde a mi familia.
Durante la última semana de junio, mientras iba consiguiendo que mis viejos se hicieran a la idea de que sí, su hijo mayor se casa, y sí, se muda, les pedí que armaran la lista de invitados, porque hasta el momento habíamos estimado un número en el aire (200 personas).
Lo cierto es que cuando mi viejo se sentó, agenda en mano, a hacer un repaso de sus contactos y ver cuántos invitados tendríamos, llegó a un número poco menos que escalofriante... Y eso no fue nada, ya que cuando me senté con él a revisarlo, comprobé horrorizado que la mayoría de la gente suscribe en esa tendencia a la que me estoy sumando: casarse. Cada contacto de mi viejo, entonces, era "Fulano... y su mujer", "Mengano... y su mujer", "Zutana... y su marido".
A esto hay que añadir la enorme cantidad de familiares que tengo –mi viejo tenía doce hermanos, y mi vieja siete: ahora me quedan diecisiete tíos, la mayoría de ellos a su vez muy prolíficos–. Aún a riesgo de que la gente se ofenda, decidí ser realmente selectivo: a menos que mis viejos o yo quisiéramos invitarlo, no íbamos a invitar a familiares por el solo hecho de ser familiares. Así y todo, el número de invitados se nos fue a 300: 240 de mi familia, y sólo 60 de parte de la de Sofi. Bastante desproporcionado, debo decir.
Mientras tanto, Sofi y yo empezamos a buscar en páginas de Internet y a enviar cientos de e-mails a distintos salones, pidiendo presupuestos. Algunos nos respondían de buena gana, pero otros eran reacios a pasar números por correo electrónico, argumentando que querían hacer el casamiento "a nuestra medida", y que para eso necesitarían "coordinar una reunión". Entre ellos, creo que los que se llevan el premio mayor por ineficiencia, mala administración y mezquindad a la hora de pasar presupuestos, son la gente de La Tour en Brique (Bella Vista). Pero no me voy a ocupar de ellos ahora.

Íbamos reuniendo información de salones, quintas y estancias para el casamiento, pero faltaba algo importante: juntarme con mi amigo el DJ Max Cetuné (a quien de paso, hago propaganda para contrataciones y eventos: max.cetune@gmail.com - Cel. 154-179-8442), para que me pasara buena data de lugares recomendables y lugares a descartar. Maxi me recomendó algunos lugares que no tenía vistos (Kite Beach, Las magnolias, La Rosada, San Ceferino, y uno totalmente ignoto: el casino de Oficiales de la I Brigada de las Fuerzas Aéreas, en El Palomar), y me sugirió que descartara otros (La casona de Capace, etc.). Pero lo cierto es que, por mucho que te recomienden un lugar, hasta que no hablás con el dueño o el encargado, no lo conocés personalmente, ves el acceso, la lejanía, los detalles, no podés estar seguro. En ese sentido, nos llevamos chascos (lugares que prometían y nos decepcionaron: por ejemplo, El aljibe de Mora Prado) y gratas sorpresas (lugares que eran mucho mejores de lo que parecían: por ejemplo la Quinta Las Magnolias).

Después de que mis viejos volvieron de un viaje de 10 días, arreglamos para que los papás de Sofi vinieran a comer a casa el primer fin de semana de julio, y ese mismo finde aprovechamos y fuimos a conocer dos lugares de Benavídez a los que les habíamos solicitado presupuesto. El primero se llamaba "La madrina" (que, según veo, estuvo renovando su web). Nos atendió el dueño, Eduardo. A favor, debo decir que el predio tiene un buen acceso, muy cerca de la Panamericana (ruta 9, ramal Escobar).

Vista de la entrada a "La Madrina".

El parque de la quinta "La Madrina".

El lugar no estaba en su esplendor, porque para muchas quintas de eventos ésta es "temporada baja", y tienen todo desmontado, o aprovechan para hacer refacciones, etc. "La madrina" tiene un parque bastante amplio, y una linda galería, pero ésta está demasiado separada del salón, que encima estaba húmedo por el desuso. El catering era más bien básico (un típico asado), y aunque el precio por persona incluía el alquiler del predio, igualmente seguía siendo bastante caro: $140 por persona. No nos lo pareció tanto porque no habíamos averiguado suficiente, y además nos cayó bien que el propietario fuera flexible en casi todos los aspectos: posibilidad de elegir el DJ, ampliar el horario de duración del evento, etcétera. También hay que añadir que ya tiene incluidos la mayoría de los gastos extra que en otros lugares figuran como "adicionales" (DJ, armado de altar para la ceremonia, fin de fiesta). Incluye la quinta con ambientación, pantalla gigante y barra de tragos con juego de living. Además, los menores de 4 a 9 años pagan $50.
Quizás lo que más hizo dudar a Sofi fue la capacidad del lugar: en realidad, 300 hubiéramos entrado allí medio apretados, y si llegaba a llover o estar feo el día, el tema iba a ser bastante complicado.

Después de visitar La Madrina, nos fuimos a "Campo Chico", una quinta o mini-estancia que está, por decirlo así, "detrás" de Nordelta, y que pertenece al chef Jean-Christophe (no confundir con Christophe Krywonis, el de Chefs unplugged, El gourmet.com, etc.). A priori, me dio un poco de mala espina el tema del acceso, uno de los "ítems" a cumplir que más obsesionan a mi viejo (junto con el de la seguridad): las indicaciones para llegar eran algo vagas (quizás por la falta de referencias), y había que hacer un tramo largo por un camino que era casi un descampado. En un momento, creí que nos habíamos ido a la mierda, pero justo entonces llegamos (y si nos había costado llegar a la tardecita, razoné que para la gente "después de las 12", el tema sería bastante complicado).
Una vez que llegamos, el lugar nos gustó. Tiene una laguna muy linda que puede verse en las fotos de su página web, y una carpa grande con capacidad de sobra para 300 personas, y lonas en los costados que pueden correrse o descorrerse según cómo esté el clima.

La carpa durante el día...

...y durante la noche.

Además, hay que decir que Jean-Christophe es muy buen vendedor: nos detalló cómo sería el evento, y fue muy claro en todas las minucias (cómo es el catering, qué está incluido y qué se paga aparte, cómo facturan el IVA, etc.). Quizás lo más tentador fue la mención del "rogel gigante" que usan como torta de bodas, y que recién comienza a hacerse cuando la fiesta está en marcha, para que esté bien fresco (!!!). Además, tenía un documento de Excel que permitía jugar con las distintas variables para ir ajustando el costo total del casamiento, según se quisiera incluir más o menos cosas en el servicio.
Algunas contras que detectamos eran que las sillas eran de plástico (y por lo tanto había que pensar en ponerles funda), los baños eran algo chicos (sobre todo, para tal cantidad de personas), y el lugar estaba un poco "pelado", de modo que había que pensar en agregarle bastante ambientación.

Vista de la laguna desde la carpa.

Habíamos planeado una tercera visita para ese sábado (a la quinta "Las Magnolias", de Pilar), pero se nos hizo tarde, así que quedó pendiente. Volvimos bastante convencidos con la quinta Campo Chico, y durante bastante tiempo continuó siendo nuestra mejor opción, hasta hace poco... pero no, no voy a revelar la intriga todavía!

Lo que hay que saber

Eventos La Madrina
Corsini y Entre Ríos (1621) - Benavídez - Buenos Aires
Telefonos: 155-250-9090 / 03488-441042
E-mail: consultas@eventoslamadrina.com.ar
Web: http://eventoslamadrina.com.ar/
Menú con asado criollo, mesa de dulces. Incluye gaseosas (línea Coca cola), vinos tinto-blanco, cerveza Quilmes, jarras de clericó con y sin alcohol. Brindis: sidra o champagne. Fin de fiesta: pizza al horno de barro, variadas con cerveza. Incluye DJ, armado de altar para la ceremonia, fin de fiesta. Incluye la quinta con ambientación, pantalla gigante y barra de tragos con juego de living. Alquiler del predio, servicios y catering: $140 por cubierto mayor. Menores de 4 a 9 años: $50. Incluye juegos inflables.

Quinta Campo Chico
Jerónimo Loreto 4551 (Villa La Ñata – Benavídez)
Teléfono: (03327) 484267 / (011) 5649-4267
E-mail: info@jeanchristophe.com.ar - jchcatering@yahoo.com.ar
Web: http://www.jeanchristophe.com.ar/quinta_campo_chico.htm
Son muchas las variables a tener en cuenta en el precio, pero el catering de "asado completo", con buen vino (Benjamin Nieto), barra de daiquiries, DJ, impuestos SADAIC / AADI-CAPIF, custodia policial, fundas en las sillas, está rondando los $147 por persona (este precio incluye el alquiler del predio, con el personal para el evento y el catering). Además, no cobran descorche en caso de que quieras comprar la bebida alcohólica.

27.7.08

Cómo casarse y no morir en el intento /1

La cuenta regresiva había empezado. Por suerte, en el siglo XXI tenemos dos herramientas indispensables para organizar un casamiento: Internet, y una calculadora. Creo que sin ellas hubiera sido casi imposible considerar tantas opciones distintas para casarnos.
Además de esto, el hecho de tener un auto propio también posibilitó que visitáramos innumerables lugares. Ya se irán enterando de los resultados de nuestra búsqueda...

Sofi y yo empezamos a enviar mails a distintos lugares "para averiguar disponibilidad de fecha y precios" para el casamiento. En un principio habíamos calculado unos 200 invitados: el grueso de ellos (unos 150), de parte de mi familia, porque mis viejos tienen muchos familiares y conocidos para invitar. Sofi, en cambio, tiene muchos parientes en Mendoza que no van a poder venir al casamiento, y además sus viejos, por el tipo de trabajo que tienen –terapeutas–, tampoco tienen tantos conocidos a quienes deben invitar: justo al revés del trabajo de mi viejo, que se basa fundamentalmente en establecer contactos y hacer negocios con ellos.
Las fechas que habíamos manejado como posibles eran los viernes 20 o 27 de febrero, o bien los sábados 21 o 28 de febrero de 2009. Nos parecía que antes de esas fechas era demasiado pronto, porque algunas personas todavía van a estar de vacaciones, y después de esas fechas ya empiezan las clases. Normalmente esto no sería problema, de no ser porque yo voy a tener que cambiar de laburo, y no puedo pedir licencia apenas empiece a trabajar... La fecha óptima, en definitiva, era el sábado 21 de febrero, pero aún no habiamos decidido si lo haríamos de día o de noche.
Nuestra primera visita fue a la Quinta "El tata", de Del Viso, a fines de junio. Al principio, nos resultaba raro que fuéramos nosotros los que íbamos a casarnos, nosotros los que íbamos a entrar al salón y saludar a los invitados... Uno no se hace a la idea de que va a casarse, al principio: como si fueras cayendo en el concepto de a poco.
El lugar nos gustó mucho, pero nos pareció un poco caro el presupuesto, y además nos molestó que hubiera tantos "adicionales" que no habíamos sospechado: costo extra por realizar y ambientar una ceremonia, cobro por "descorche" en caso de que nosotros quisiéramos llevar el vino, y otros impuestos, además del IVA, por derechos de autor (SADAIC y AADI-CAPIF). Además, había otros problemas: ya tenían poca disponibilidad de fechas, y no nos permitían elegir al Disc Jockey. Este último no es un dato menor, porque mis amigos Pipo y Max son DJ's, y desde hace años que vienen amenazando con pasar música el día que Sofi y yo nos casemos...


Vista nocturna de la Quinta "El Tata".

Volvimos de la visita a "El tata" algo desilusionados; aunque no hay que cerrar ninguna puerta, ya lo habíamos descartado como lugar para el evento.
Eso sí: este fue solo el principio de una larga seguidilla de visitas y posibilidades...

Lo que hay que saber

Quinta El Tata: Alquiler del predio en temporada media (febrero, abril, mayo, septiembre) un viernes a la noche o domingo al mediodía: $4800; sábados al mediodía, $5800; sábados a la noche, $6800.
Incluye: Salón con mesas y cómodas sillas tapizadas, Djs Grupo Sarapura, Pack ambientación:
(4 Juegos de Livings para 6 personas + 4 mesas ratonas), Iluminación puntual a las mesas, Iluminación perimetral, Grupo Electrógeno, Aire acondicionado frió-calor, Personal de baños, guardarropas y mantenimiento, Servicio de emergencias medicas Vittal, Estacionamiento interno para 150 autos, Personal de Seguridad.
No incluye: IVA ni impuestos SADAIC AADI-CAPIF, ambientación, armado de la ceremonia civil.
Tienen un servicio de catering muy completo (Madero catering), exclusivo del salón: a partir de $100 por persona
(dependiendo de la cantidad de invitados, menú, opcionales elegidos y la temporada). Incluye recepción, plato principal formal o asado, postre, mesa dulce y bebidas sin alcohol; Supervisor + Maître + Mozos y camareras (1 cada 10 invitados), Jefe de cocina, ayudantes y personal de soporte; Vajilla y mantelería.
No incluye: torta de bodas, bebidas alcohólicas ni "fin de fiesta".

Cómo casarse y no morir en el intento /Previa

Hace mucho que no actualizo este blog. Se avecinan varios cambios inminentes en mi vida; algunos de ellos ya los veníamos rumiando, y otros son más bien imprevistos.
Desde principios de este año, Sofi y yo ya veníamos pensando en mudarnos juntos en algún momento del año que viene, pero en un comienzo nuestra prioridad había sido buscar casa. El tema del casamiento, que también estaba contemplado como posibilidad, de algún modo estaba facilitado porque nuestra intención era casarnos en el campo de la familia de mi vieja. Por eso, queríamos resolver el tema de la casa primero, y hacer el casamiento en algún momento del 2009, sin la presión de buscar lugares ni de reservar fechas. En casa de Sofi, ya se habían ilusionado con un casamiento "campestre", como fue el de Leti, la prima mendocina de Sofi, allá por el 2000.
Si bien teníamos via libre por parte del capo di tutti capi (mi abuelo), finalmente la opción del campo para casarnos quedó descartada, por un lado por la lejanía (está en la zona de San Pedro, a más o menos 2 horas de viaje), y por el otro porque el acceso a la estancia sigue siendo de tierra. Por eso, la lluvia podría arruinar la fiesta por más buena voluntad y previsiones que uno haga. Además, a mis viejos –y fundamentalmente a mi viejo– no les convencía la lejanía, ni la necesidad de montar toda la infraestructura de una boda tan lejos.

Esto fue más o menos a principios de junio. Además, en mayo yo empecé a dar un taller literario los sábados en Villa Adelina, y esto hizo que Sofi y yo nos viéramos cada vez menos, porque este año estoy trabajando en los colegios toda la semana –excepto los jueves, que dejé desocupados para el Programa de capacitación en ELSE–. Si a eso le sumamos el taller de los sábados, yo estaba (y estoy) yendo para La Plata recién los sábados al mediodía, y volviendo los domingos a la tarde. Y encima solemos ocupar las tardes de los sábados para ver casas y propiedades...
Por eso, después de charlarlo, resolvimos adelantar el casamiento y la mudanza para principios del año que viene, de modo de que yo pudiera arrancar el año consiguiendo un mejor horario en algun/os colegio/s de la zona, y sobre todo para no pasar un año más viéndonos tan pocos días por semana...
El tema del casamiento cayó de modos muy distintos en la casa de Sofi y la mía. Fue curioso, porque cuando lo charlé con mis viejos yo hice énfasis en el tema de conseguir un lugar donde vivir, pero lo primero que escuché de mis parientes (tíos y tías a quienes les habían llegado las noticias) fue: "¡Así que te casás!". Y paradójicamente, cuando relegamos lo de la casa para poner la energía en el casamiento, a mis viejos les pareció que la fecha estaba demasiado cercana, como si nos estuviéramos apresurando.
Lo cierto es que con el casamiento se cumple un ciclo en lo de Sofi, mientras que en casa éste recién se inicia. Yo soy el mayor de los hermanos, y como tal casi siempre me toca "sentar precedente" en muchas cosas. De algún modo, que se te case un hijo marca el final de una etapa de tu vida y el comienzo de otra. Y señala que estás envejeciendo.
Recién cuando nos pusimos firmes en la búsqueda de un lugar donde casarnos, mis viejos lo fueron aceptando, y además fue imprescindible una reunión de los "futuros consuegros" para charlar y arreglar los detalles del casorio...

Planteada esta situación, empezó nuestra paranoia: ya que el campo no estaba disponible, íbamos a tener que buscar un lugar donde casarnos, y no faltaba tanto para la fecha (apenas 7/8 meses, porque lo haremos a fines de febrero). Había que empezar a pensar en todo, desde cero.
Por eso, les propongo que nos acompañen en el a veces apasionante y otras escalofriante tour "Cómo casarse y no morir en el intento...".

Ya estamos recabando "buenas ideas" para el casamiento...