8.10.11

Ho Chi Minh: Diario de la prisión




Libro curioso e inconseguible, el Diario de la prisión de Ho Chi Minh.
Leerlo implica un acto de indulgencia: al igual que cuando leemos poesía oriental, rusa o árabe, tenemos que creer que lo que tenemos ante nosotros se acerca, vagamente siquiera, a la sonoridad y el sentido pensados originalmente por sus autores.
Esto se agudiza particularmente en el ejemplar que tengo, publicado por Tusquets en 1974 (apenas 5 años después de la muerte de su autor), ya que el editor y traductor afirma haberse basado "fundamentalmente en las traducciones oficiales al francés y al inglés", sin aclarar si tuvo en cuenta también el original en chino en el que los poemas fueron escritos.
Pero todo esto importa poco. Aunque Ho Chi Minh nunca le otorgó más importancia que la de un pasatiempo para matar el aburrimiento de la cárcel, creo que este libro pertenece, sin duda, al campo de la literatura. Me gusta su falta de pretensión, su sencillez, la sequedad narrativa que a veces abre paso a chispazos de lirismo. Cabe aclarar que, en el momento de su composición (1942-1943), el líder vietnamita era apenas un revolucionario soñando con la liberación de su país, y no un prócer canonizado en un panteón histórico.
Además, creo que el Diario reviste el mismo interés que tienen aquellos textos escritos por personas públicas que no son escritores reconocidos. Esto hace que seamos más benévolos al leerlos, que nos acerquemos a ellos con una intencionalidad distinta que la que reviste, habitualmente, la literatura. Y sin embargo, tengo que decir que el libro está magíficamente construido: tiene una secuencia narrativa variada y coherente, muchos de estos poemas pueden leerse como pequeñas fábulas o microcuentos, y además (y esto me demuestra que, en el fondo, Ho Chi Minh estaba interesado en organizarlo como libro) posee un comienzo y un final perfectamente reconocibles: se abre cuando el yo lírico es metido en prisión, y se cierra con su liberación.

El Diario de la prisión seguramente debe ser más bello en su idioma original, con los sonidos y la caligrafía del chino. Consiste, en total, de 101 poemas "escritos directamente en chino, y no en lengua vietnamita, para no alarmar a los carceleros", durante un período de catorce meses. Esta es una pequeña selección de los poemas que más me gustaron; inevitablemente resuena para mí, en algunos de ellos, el eco de Kafka.


Duro es el camino de la vida

Después de haber escalado a pie montañas y altos picos,
¿Cómo iba a suponer que en la llanura encontraría peligros mayores?
En las montañas encontré al tigre, y nada me pasó.
En las llanuras me topé con los hombres, y fui arrojado en prisión.

La flauta del preso

De pronto, suenan nostálgicas las notas de una flauta.
La música surge tristemente, sollozando una melodía.
Es un doloroso viaje a miles de kilómetros de distancia, a través de ríos y montañas,
Lejos, una mujer espera en lo alto de una torre el regreso de su amado.

Los grilletes

I.
Hambrientos, con las fauces abiertas como feroces monstruos,
Los grilletes caen sobre nosotros cada noche
Apresando a todos la pierna derecha.
Sólo la izquierda puede moverse con libertad.

II.

Algo muy extraño ocurre a esta hora:
Todo el mundo se precipita para que le coloquen sus grilletes,
Una vez encadenados, duermen en paz;
De lo contrario, no saben qué hacer con sus piernas.

La ración de agua

Cada uno tiene una ración de media vasija de agua
Para lavarse la cara o para hervir té, como prefiera:
Si quieres lavarte la cara, no podrás hervir té;
Si quieres beber té, tendrás que pasar sin lavarte la cara.

El juego

Los que viven del juego son arrestados,
Pero dentro de la cárcel pueden jugar todo lo que quieran,
Así de vez en cuando se oyen lamentos como éste:
"¿Por qué no se me ocurriría antes venir a este sitio?"

Anochecer

Los pájaros, cansados, buscan abrigo en el bosque.
Una nube solitaria vaga por el cielo.
En la aldea, una muchacha muele maíz
Mientras el fuego brilla en su horno de barro.

Llegada a Tiempao

He recorrido cincuenta y cinco kilómetros en este día,
Mis ropas están empapadas, mis zapatos, destrozados,
Y en toda la noche no he encontrado un sitio donde dormir.
Junto a la letrina, espero la llegada del alba.

Aviso para mí mismo


Sin el frío y la desolación del invierno,
¿Quién vería el dulce esplendor de la primavera?
En el crisol de la desgracias se ha fortalecido mi corazón,
Y templado mi espíritu.

Cerdos y hombres

I.

En nuestro mismo camino van unos guardias que llevan cerdos.
Los cerdos, cargados a las espaldas de los guardias, los hombres, arrastrados con cadenas.
Cuando el hombre pierde su libertad
Vale aún menos que un cerdo.

La muerte del jugador

Ya no era más que huesos y pellejo.
La miseria, el frío y el hambre acabaron con él.
Esta noche durmió apoyado en mi espalda;
Al amanecer, partió hacia el Reino de las Nueve Primaveras.

Crepúsculo

El viento afila sus espadas en las montañas,
La hoz del viento sesga las hojas de los árboles,
Suena el gong de una lejana pagoda,
El caminante apresura sus pasos,
Un niño toca la flauta mientas conduce su búfalo al establo.

Pensando en un camarada

Aquel día, me acompañaste hasta la orilla del río;
"¿Cuándo volverás?", preguntaste — "Para la próxima cosecha", contesté.
El arado ha surcado de nuevo los campos,
Y yo sigo prisionero lejos de mi patria.

Medianoche

Con los ojos cerrados, todos los rostros parecen puros,
Pero cuando despiertan, en unos aparece la maldad y en otros, la bondad.
El hombre no es malo, ni bueno, por su nacimiento;
La maldad y bondad no son sino frutos de la educación.

Noches de insomnio

A lo largo de interminables noches en las que el sueño se rehúsa a venir,
He escrito más de un centenar de poemas sobre la vida en prisión;
Al terminar una estrofa, dejo el pincel.
Y contemplo el cielo a través de los barrotes.

Leyendo la "Antología de los mil poetas"

Los antiguos gustaban cantar a la naturaleza;
Los ríos y los montes, el viento y las flores, la nieve y la niebla.
La poesía de nuestro tiempo debe cantar al hierro y al acero,
Y los poetas, aprender a luchar en la batalla.

Libre, cruzo las montañas

Las nubes abrazan a las cumbres, y las cumbres abrazan a las nubes.
En el valle, el río brilla como un espejo, limpio e inmaculado.
Libre, cruzo las crestas de la Cordillera Occidental camino del sur,
Y el corazón late confuerza pensando en los antiguos camaradas.