12.8.11

La existencia desgarrada



“—Ojalá se pudieran partir todas las cosas enteras —dijo mi tío tumbado de bruces en la roca, acariciando aquellas convulsas mitades de pulpo—, así cada uno podría salir de su obtusa e ignorante integridad. Estaba entero y todas las cosas eran para mí naturales y confusas, estúpidas como el aire; creía verlo todo y no veía más que la corteza. Si alguna vez te conviertes en la mitad de ti mismo, muchacho, y te lo deseo, comprenderás cosas que escapan a la normal inteligencia de los cerebros enteros. Habrás perdido la mitad de ti y del mundo, pero la mitad que quede será mil veces más profunda y valiosa. Y también tú querrás que todo esté demediado y desgarrado a tu imagen, porque belleza y sabiduría y justicia existen sólo en lo hecho a pedazos. […]
No volví a la orilla hasta que se hubo alejado con sus pulpos. Pero el eco de sus palabras seguía turbándome y no encontraba remedio para su furia demediadora.”

Ítalo Calvino, El vizconde demediado (1951).