18.10.07

Guarda que se acaba...

Desde hace algún tiempo tengo una teoría con mucho de arbitrario y poco de comprobable, acerca de algunos discos que me gustan. La idea es que existe una serie de temas, con características más o menos comunes, que yo llamo "temas para ir terminando". No se trata del tema que abre ni el que cierra el disco; tampoco pueden ser temas editados como cortes comerciales (singles o "sencillos"). Son, por el contrario, canciones que uno descubre después de mucho tiempo, y cuya falta no sentiríamos del todo si nunca hubieran estado ahí. Pero de algún modo hacen posible el tránsito por el disco enriqueciéndolo. Hacen que de un tema conocido a otro quede algo en el medio, que de algún modo aporta una nota y un sabor distinto sobre lo escuchado.
La siguiente es una lista (arbitraria, por supuesto) de ejemplos de lo que digo:

- Beatles, "If I Needed Someone" en Rubber Soul.
- Beatles, "Cry Baby Cry", en el White Album.
-
Queen, "Funny How Love Is", en Queen II.
- Queen, "Good Company", en A Night At The Opera.
- Queen, "Drowse", en A Day At The Races.
-
Led Zeppelin, "Boogie With Stu" y "Black Country Woman", en el disco 2 de Physical Graffiti.
- U2, "Ultra Violet (Light My Way)" y "Acrobat", en Achtung Baby.
- Radiohead, "Sulk", en The Bends (éste es el tema que dio origen a la teoría).

Se me ocurre una primera objeción para mi propia teoría. Muchos de los ejemplos que di son discos que fueron editados originalmente en vinilo, y por lo tanto tienen dos lados (A y B, o 1 y 2). De ahí que necesariamente la impresión mental y acústica que deja un disco entero no sea la misma que la que deja un "lado": se supone que, si uno escucha un CD entero, al ser éste más extenso habrá un cansancio mayor del oyente, una distracción asegurada. O sea que lo que en un CD puede parecer un tema "para ir terminando", quizás en un vinilo no lo sea tanto.
La segunda objeción es que no pude encontrar ejemplos de lo que digo en el rock nacional (ni en un género que no sea el rock, si es por eso). Supongo que se debe a que no le di suficientes vueltas al asunto como para encontrar ejemplos universales y hacer más creíble mi hipótesis.

(Ejemplos, contrajemplos y discusiones sobre esta teoría son ampliamente bienvenidos.)

17.10.07

"Encuentre" las 7 diferencias /3

El que acierta, se gana un ejemplar del volumen UBA Factory (Foto: ?).

"Encuentre" las 7 diferencias /2

El primero en descubrirlas se gana un ejemplar autografiado del cuento "Las dos" (Foto: Marianela P.)

"Encuentre" las 7 diferencias

El primero en descubrirlas se gana tres boletines sobre Planes de Estudios... (Fotos: "Rufián Melancólico")

15.10.07

Encuentros cercanos del Tercer tipo /Segundo día

Mi intención para el viernes 12 era levantarme a eso de las 10:30 (me había acostado como a las 4:30, y venía con el cansancio acumulado del viaje + el primer día del Encuentro), pero como a las 9:30 los ruidos del gimnasio y el vestuario que se encontraban debajo de nuestros cuartos me despertaron. No había más remedio. Me levanté, y creo que también levanté a medias a mi paciente room-mate, Claudio.
Me afeité como pude (al igual que los bidets, la coexistencia de agua caliente y un espejo es un lujo pocas veces visto en la mayoría de los lugares, así que no tuve más remedio que afeitarme "a ciegas" bajo la ducha), y me puse un poco más de pilcha que la habitual, porque ese día me tocaba exponer mi ponencia.
Llegué a eso de las 10 o 10.30 a la Facultad, desayuné rápido en el buffet, pedí agua para mate y pude escuchar la última de las ponencias de la mesa sobre educación, y la discusión que hubo a continuación.

Dos expositores de la mesa sobre educación (No comment!). (Foto: Luisa F. L.)

A continuación fui al Taller de Teoría Literaria. Me pareció que le faltó un "rumbo", por decirlo así; creo que quedó demasiado sujeto a los vaivenes y las opiniones de lo que cada uno decía.

El Taller de Teoría Literaria, con otro cameo. (Foto: Mendoza's)

Después hubo un receso para el almuerzo (¡y acá, nuevamente, los compañeros cuyanos estuvieron más hábiles que nosotros, porque establecieron un tiempo realista para almorzar!). Conocimos el baratísimo y muy completo comedor de la Universidad, en el que por $2,90 podías hacerte de dos platos y una fruta... ¡ideal para los estudiantes de otras provincias que veníamos alimentándonos a puro mate, galletitas y sándwiches...!

El comedor de la UNCuyo. (Fotos: Lucía D.)

Aproveché el receso del almuerzo para comer y terminar de adaptar mi ponencia para la oralidad, porque me tocaba exponer en la mesa de las 15.45. Me tocó exponer junto a Diego Antico, un compañero de la UBA a quien no conocía, que presentó un trabajo sobre Ranqueles de Mansilla. No voy a hablar sobre cómo salió lo mío (¡para eso está el espacio de los comments de este blog...!), pero en líneas generales quedé muy contento. Eso sí, creo que me excedí bastante con el tiempo, porque mi ponencia era larga. Me parece que la charla posterior a la exposición, aunque breve, también fue muy rica.

Leyendo/exponiendo fuera de foco, como Robin Williams en "Los secretos de Harry". (Foto: Marianela P.)

Agotado por la exposición, para reponerme salí a tomar mate a la terracita que tiene la Universidad, y debo decir que al instante apareció bastante gente para ocupar su lugar en la ronda. (Creo que hasta cebábamos dos mates a la vez para que no se hicera tan largo.)

Alfredo M., un bon vivant que sabía disfrutar del solcito de la tarde. (Foto: Mendoza's)

Ese día cerró con una mesa sobre blogs, revistas y editores independientes. Eso sí, la noche recién empezaba... A lo largo de la tarde, un grupo de estoicos jóvenes encabezados por Guido M., preocupados exclusivamente por el bienestar etílico de la comunidad cuyano-porteña, se comisionó para juntar plata e ir a un hipermercado a comprar suficiente alcohol para la peña o kermesse que habría esa noche, y que ya venía organizándose via mail antes de que comenzara el Encuentro. (Nuevamente, acá no tengo más que palabras de agradecimiento para l@s mendocin@s, por lo bien que salió todo esa noche...!)


Después de la clásica secuencia de vuelta al Polideportivo-baño (¡otra vez, no todos!)-pedido de miles de taxis que increíblemente llegaban-salida a buscar algo para comer en el Centro, los grupos se fragmentaron de manera más radical que la noche anterior. Yo estaba en un grupo que recorrió absurdamente la ciudad en pos de referencias vagas, mensajéandose con gente que ya había comido (!), hasta que finalmente anclamos nuestros cuerpos en una pizzería recién abandonada por compañeros que nos indicaron que "se podía" comer ahí.
Nos tocó un mozo simpatiquísimo que la remó muy bien por su propina, y comimos pizza con cerveza (más algunos disidentes que se pidieron sus sándwiches).

El Rufián, Diego A., Exequiel A., Caro P., Seba H., quien suscribe, Ceci E. y Marianela P.
¡Qué temible equipo de comensales!
(Foto: El mozo remador)


Habiendo cumplido con el ritual alimenticio, orientamos nuestros ahora satisfechos cuerpos a una suerte de Club o Casa de la cultura (sí, yo tampoco lo creo pensándolo restrospectivamente) donde se desarrolló la peña/kermesse/show de talentos que nos ocupó durante esa noche...

Para los que llegamos temprano, hubo bastante tiempo de ponerse "a tono" hasta que la cosa comenzara. En mi caso particular, en el momento en que me tocó subir al escenario para abrir la tertulia literaria con algunos cuentos cortos, ya tenía tres fernet en mi organismo (dos Branca, y un Cinzano), así que dudo que se hayan entendido. Un tal Hernaiz me gritó "Seinfeld!" desde el público, porque parecia más un cómico de un stand-up show que un literato (creo que hasta leí con tono cómico textos que no lo eran...).

Postales del Fernet...! (Marianela P., Anahí B., quien suscribe.) (Autofotos con la cámara de M. P.)

La velada continuó con una presentadora cada vez más animada por el contexto y el vino local; hubo mucha poesía, y también música, con un cierre estelar a cargo de nuestra revelación musical del viaje: Pedro Ferdkin (aunque hay que decir que Mariano R. también se defendía, che).

Un peruano, una militante, un poeta porteño y una chica pop bailando la chacarera. Si esto no es posmoderno, muchachos, entonces explíquenmelo de nuevo porque no lo entendí... (Foto: Luisa F. L.)

Final a todo trapo a cargo de Pedro Ferdkin y nuestra presentadora, Javiera P. S. (Foto: Mendoza's)

Aún cuando tuvimos que irnos, las intenciones de seguir con la joda siguieron: un grupete se quedó en la Plaza hasta que cayó un policía a echarlos; otros, en cambio, nos desalentamos por el hecho de que a eso de las 5 ya no vendían alcohol ni siquiera en los bares (y la imagen que me viene a la mente de Julio, nuestro "Messi" del grupo viajero, resignándose con su licuado de frutilla, es francamente enternecedora...).

Debo haberme acostado a eso de las 5.30 o 6. Por ese motivo, quienes tenían que levantarse temprano al día siguiente para exponer su ponencia o comentar la de otros, merecen mi más sincero respeto y consideración.

Los que realmente laburaron esa noche: nuestros anfitriones. (Foto: Mendoza's)

Encuentros cercanos del Tercer tipo /Primer día

El viaje resultó ser bastante más largo de lo que habíamos calculado. Salimos a las 21.30 de Puan y llegamos a eso de las 13 al polideportivo de la UNCuyo, donde nos alojaríamos.

El Polideportivo de la UNCuyo donde nos alojábamos (Foto: Alejandro S., el "Rufián Melancólico")

Instalarnos, ir a la Facultad de Filosofía y Letras donde se realizaba el Encuentro y comer algo a modo de almuerzo nos llevó como una hora más, así que recién pudimos empezar a asistir a las mesas que empezaban a las 15. Por suerte los horarios habían sido reprogramados, porque nos hubiera sido imposible llegar a las mesas de las 9 de la mañana que figuraban en el primer cronograma (y en la que además alguno de nosotros hubiera tenido que exponer).


La Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo (Foto: Lucía D.)

Como suele ocurrir en los Congresos, Jornadas o Encuentros, inevitablemente uno elige. No podés ir a todas las mesas porque muchas veces se superponen, y también porque uno se agota después de escuchar muchas mesas seguidas. Los estudiantes de la UBA, además, estamos malacostumbrados a matear, tomar, comer (y hasta hace poco tiempo, fumar) en clase, un poco por aquel argumento de "qué le hace una mancha más al tigre". Esto no se podía hacer en la UNCuyo (era comprensible, por otra parte: ¿dónde viste un parquet así en Puan?), así que los recreos entre mesa y mesa quizás se prolongaban más de lo debido en algunos casos. Igualmente, creo que lo que marcó un gran avance con respecto a los anteriores Encuentros fue la insistencia en que se expusiera la ponencia en lugar de leerla. Así la mayoría de las exposiciones resultaban más claras y fáciles de seguir en casi todos los casos.

Con respecto al debate, creo que a veces la discusión alcanzaba un cariz demasiado personal. Me parece que es necesario tener en cuenta un "ida y vuelta" a la hora de criticar o ser criticado: por un lado, al considerar que (como decía Ceci) en última instancia y más allá de lo que se discuta, siempre hay una persona que es la que tiene que escuchar y ponerle la cara o el cuerpo a la crítica; por el otro, para tratar de abstraerse de la crítica como si se tratara de una ofensa personal. Es un equilibrio frágil que no siempre se logra, y que quizás se vio quebrado al principio del Encuentro. Me parece que, a medida que éste avanzó, fuimos alcanzando este equilibrio de "criticar sin ofender" que a veces resulta tan difícil.
Algo que sí eché de menos respecto de Encuentros anteriores era una participación más activa por parte del comentador como un interlocutor más en el diálogo y la discusión, al menos en las mesas en las que estuve presente. Y creo que no hay que perder ese espacio para el debate y el comentario posterior, también desde el cronograma y la planificación de los horarios.

Me parece que también hubo dos cosas que fueron cambiando a lo largo de los tres días del Encuentro: nuestra relación con los dueños de casa, y con nosotros mismos como grupo. Quizás tardamos en entender el esfuerzo que implicó la organización de estas jornadas con casi todo en contra (a nivel institucional, político, e incluso desde la (falta de) participación misma de otros estudiantes de la UNCuyo), pero una vez que eso quedó claro, me parece que hubo una voluntad más fuerte de acompañar ese esfuerzo. Otra cosa a destacar fue la participación activa de la gente que asistió al Encuentro: me atrevería a decir que nadie fue a Mendoza "a pasear, conocer las bodegas y de paso leer una ponencia en un congreso", sino que hubo un involucramiento fuerte y un interés genuino, motivados –a mi entender– por el hecho de que éste no es "un congreso más". Creo que, en la medida de nuestras posibilidades, estamos tratando de devolverle el sentido a algo que lo había perdido.
Como grupo no funcionamos de un modo homogéneo, y eso me parece un buen síntoma, porque marca el recambio y la renovación de un proceso. (Creo que hay que leer y entender del mismo modo el hecho de que los amigos chaqueños hayan tomado la posta.) Más allá de eso, la buena onda que se generó y que claramente continúa "post-Encuentro", terminó por constituirnos como grupo, aunque fuera heterogéneamente.

El Taller de Planes de Estudios que dio cierre al primer día, antes de que nos echaran debido al horario.
Nótese el cameo de Lucía y quien suscribe consumiendo budín y mate para paliar el hambre acumulado...
(Foto: Mendoza's)

Esa noche, agotados por el viaje y por un día intenso, nos dirigimos al Polideportivo para bañarnos (¡algunos de nosotros, al menos!). Después no tuvimos más remedio que ir para el centro de la ciudad, porque en el campus no quedaba ningún lugar abierto donde comer algo. Además, a partir de las 22 no pasan más colectivos, así que tuvimos que pedir ¡11 taxis! (todos a nombre de "Carlos"), y comprobamos con consternación que éstos llegaban todos juntos, en un esfuerzo nunca antes visto de sincronización.

Ya en pleno centro, nos dividimos en dos grupos: el cárnico y el pizzero. El grupo cárnico se alimentó de sendas parrilladas y un vino bastante malo; el otro, de una pizza que dejó muy malas secuelas a todos los que lo padecieron.

Los dos flancos del "grupo pizzero" (Fotos: Marianela P.)

Después de comer, fuimos un poco erráticamente a una fiesta sobre la que nos habían hablado las chicas mendocinas, que quedaba en una tal "Casa Amerika". Era algo así como un centro cultural que funcionaba en una vieja estación de tren.

Singin' in the rain (y yendo a quién sabe dónde). (Foto: Luisa F. L.)

Lloviznaba. Cuando llegamos a la vía, vimos a lo lejos y junto a la estación una gran fogata. Alrededor de ella se agrupaba un grupo de gente, pero por la distancia era imposible saber quiénes y cómo eran. Así que, como "coordinador", hice lo que cualquier otro hubiera hecho: ¡dejar que se acercaran los demás primero! Creo que hasta me dio un poco de miedo acercarme al lugar, pero entre todos estábamos envalentonados porque éramos un grupo numeroso.
Lo más extraño fue que, al acercarnos al fuego, nos enfrentamos al otro grupo como si se tratase de los dos bandos de West Side Story, o como en alguna vieja historia de orilleros de Luis Pereda. Pegamos una vuelta alrededor de este grupo y entramos directamente a la vieja estación, como quien no quiere la cosa.
Fue gracioso que nuestra llegada casi provocara la fiesta, porque de golpe llenamos un lugar que estaba semi-vacío. De a poco los DJs iban poniendo reggaeton y cumbia, siempre en versiones más bien lentas y pesadas, casi hipnóticas.

Por alguna razón se me había ocurrido llevar una botella grande de agua, y como no había más barra que unos pocos vasitos de vino salidos de quién sabe qué damajuana, finalmente todo el mundo acabó pidiéndome agua, como si se tratase de una rave o un Creamfields a plena pastilla y pepa (!).

"Casa Amérika" (Fotos: Luisa F. L. y Marianela P.)

Salimos de esa fiesta y algunos de nosotros aún tuvimos espíritu para dirigirnos a un bar donde nos encontramos con algunos de los chicos mendocinos. Apenas me senté pensé en lo bueno que sería tomar un fernet, solo para enterarme de que... ¡no tenían! Tuve que conformarme con un par de vasos de cerveza "Andes".
Me acosté tarde esa noche, pero no tanto como al día siguiente. Tendría que esperar al viernes para desquitarme con el affaire fernet...

Encuentros cercanos del Tercer tipo /Previa

La semana última fue una locura.

En la primera reunión "pro-viaje" que hicimos para organizar el viaje al III Encuentro (hace varios meses ya), acepté hacerme cargo de armar la lista de gente interesada en viajar a Mendoza, sin imaginar lo que asumía con una tarea que parecía tan sencilla. La verdad que el bombardeo de mails a lo largo del último mes, y sobre todo de las últimas semanas, me robó bastante tiempo, con el agravante de que chequeaba, diariamente y más de una vez, dos casillas de correo: la mía y la del Encuentro. Otro problema que tengo es que no soy de contestar muy escuetamente: me gusta que las oraciones sean mínimamente legibles y tengan cierta coherencia. Así que más tiempo aún.
Para colmo, no todos los que viajaban se alojaban en el club universitario que pusieron a nuestra disposición los mendocinos, ni viceversa. Y además estaban los que viajaban "sólo ida" o "sólo vuelta": más problemas aún, que sólo pude resolver llevando a extremos poco vistos mis (ya presentes) tendencias obsesivas*.

Las dos grandes cuestiones previas fueron el tema de conseguir un micro barato y hacernos de la plata con la que la Facultad financió una parte importante del viaje (casi el 70%, si vamos a la crudeza de los números). Por suerte todo terminó saliendo bien: el micro era bueno, aún a pesar de su precio accesible, y la plata se pudo cobrar el lunes y así apaciguar las ansiedades que había en torno al viaje.

Después de un día larguísimo en el que di clases de inglés y mi primera clase de español, me apersoné por Puan el miércoles pasado a eso de las 20 (listas de viajeros en mano), y una vez que llegó el colectivo y le entregamos al dueño de la empresa el grueso del pago, me planté junto a la puerta del bondi para controlar quién entraba, quién faltaba y quiénes todavía tenían que pagar su viaje. Haciendo de algo así como un coordinador de viaje de egresados (!), y con Ine De Mendonça y Ceci Eraso caracterizadas como azafatas, la gente fue llegando, entrando, saliendo para fumar o comprar su vianda para la noche, volviendo a entrar, buscando su lugar en el colectivo. Finalmente llegaron las últimas personas (una de las cuales, tengo que decirlo, era Seba Hernaiz, que vive a ¡3 cuadras! de la Facu), y salimos.

* Quizás una frase del poeta Raúl Gustavo Aguirre alcance para redimirme: "El poeta es el hombre de la lenta obsesión".

10.10.07

Encuentros cercanos del Tercer tipo /Antecedentes

El lunes pasado dije en la sobremesa: "Este miércoles viajo". Mi vieja ya lo sabía hace como un mes o más; mi viejo, en cambio, preguntó por décima vez "¿Adónde?". A veces me da la sensación de que las cosas no se le vuelven reales sino cuando las tiene enfrente; por eso volví a explicarle que viajaríamos a Mendoza con un grupo de compañeros de la Facu, para el Tercer Encuentro de Estudiantes de Letras.

Los dos anteriores fueron en Buenos Aires, el año pasado y el anteaño. En el primero participé francamente poco, pero quedé muy contento y entusiasmado. Recuerdo con cierta vaguedad la mesa de editoriales en la que estaba la gente de Siesta, el editor de Marcela Croce, Cristian Di Nápoli presentando Eloísa Cartonera, y también había un tipo de un centro cultural cooperativo de zona Sur.
Ese año estaba cursando Problemas de Literatura Latinoamericana, así que la invitación para escuchar a Marcela Croce discutir con Eduardo Romano, Miguel Vedda, Leonardo Funes, y sobre todo con Julio Schvartzman, nos tenía a los alumnos como público cautivo. Finalmente Schvartzman se excusó de venir, pero la mesa estuvo buena igual. Hacía mucho calor y había mucha humedad, recuerdo.

Es todavía más raro cómo empecé a participar en el Segundo Encuentro del año pasado: recibí el e-mail en el que se nos informaba a los asistentes y/o expositores del I Encuentro que podíamos pasar a buscar el CD con las Actas en un día y horario determinados, en el bar Platón.
Ese día tenía que ir a la Facultad, así que pasé y me encontré con un pibe de anteojos preparando una clase para el colegio secundario con Sueño de una noche de verano. Me enteré más tarde que se trataba de Martín Yuchak, alias "el Pelado" (quien en ese momento no ostentaba las lanas locas que estuvo presentando en los últimos días).
El problema era que yo me había equivocado de día: las Actas se entregaban la semana siguiente, y por eso el muchacho en cuestión no las tenía encima. Igualmente me senté a charlar un rato con él, porque desde hacía una tiempo que me venían surgiendo algunas dudas y reflexiones por distintos problemas que implicaba la cursada de la carrera. Por ejemplo, cursando Literatura Europea del Renacimiento había comprobado que existe una separación muy difícil de sortear entre las Letras Modernas y Letras Clásicas (dependen, incluso, de Departamentos distintos dentro de la Facultad). De modo que, aunque quisiera saber más sobre los clásicos que se presentaban cada vez más ostensiblemente como un fundamento para entender todo lo que vino después de ellos, no tendría más remedio que atravesar todos los niveles de Latín y Griego para ingresar a ese selecto mundo. O al menos eso es lo que me dijeron en el departamento de Clásicas cuando fui a hacer explícitamente el planteo.
En fin: charlamos acerca de distintos problemas que tenía la carrera tal como existe hoy, y justamente yo le pregunté si no había un espacio en el II Encuentro para discutir el Plan de Estudios. Me dijo que no, pero que se podía hacer.
Durante algún tiempo fui, para la gente del Grupo de Estudiantes de Letras que organizó el Encuentro (en adelante el GEL), algo así como un personaje que había inventado el Pelado para justificar sus opiniones. Hasta que un buen día aparecí en una reunión y demostré, no sé si mi presencia, pero sí mi existencia.
De ahí se armó el Taller de Planes de Estudios del año pasado, y terminé participando y ayudando en lo que pude en la organización del II Encuentro. (Las Actas del I Encuentro me las dieron cuando ya era demasiado tarde como para que se libraran de mí...)
Al II Encuentro vinieron compañeros de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza), y la Universidad Nacional del Comahue (Neuquén). (Ah, también vino una marplatense que embelesó a nuestro compañero José Fargas hasta el punto de que, en medio de la crítica que él iba a hacerle a su ponencia, se retractó; ella, y algún otro estudiante de otra procedencia que se me esté olvidando.) Los cuyanos propusieron que el III Encuentro fuera en Mendoza, y eso generó opiniones encontradas en el GEL, que se siguieron discutiendo este año, cuando la decisión estaba tomada y el Encuentro ya estaba en marcha. El gran desafío era que el III Encuentro no se convirtiera sólo en una interacción bilateral Mendoza-Buenos Aires (o UNCuyo-UBA), porque en tal caso no cumpliría con la intención mucho más amplia de federalizarlo.

(Este era el logo del II Encuentro, que si no me equivoco diseñó Anahí...)

2.10.07

Una de Flaubert

"Il faut que les phrases s'agitent dans un livre comme les feuilles dans une forêt,
toutes dissemblables en leur ressemblance."
(Carta a Louise Colet, 7 de abril de 1854)

El fin de semana pasado terminé Madame Bovary (como decía un amigo, me tomé el arsénico), y ahora estoy leyendo La orgía perpetua de Vargas Llosa, un libro que realmente consigue contagiar el entusiasmo por Flaubert. De algún modo, la lectura de este libro me permite apreciar y sopesar de otra forma la lectura concluida, entrever el doloroso esfuerzo detrás de cada frase y cada cuadro. Qué lástima que a los lectores de traducciones se nos escape de un modo tan grosero el esfuerzo que el pobre Gustave puso en cada mot juste.

Entre el año pasado y éste Rouen está de fiesta, porque justamente se cumplen 150 años de la publicación de Mme. Bovary. Recomiendo chusmear la página de la Universidad de Rouen dedicada a Flaubert. Además, gran parte de la Correspondencia del "gordo triste" también puede leerse online.