26.11.10

Formosa duele

Formosa, "El imperio del verde", rezaba el logo de la campaña turística provincial. Como proponiendo a la provincia como una especie de Amazonas en miniatura, con algo de parque de diversiones y de zoológico para porteños y extranjeros. Una de las actividades sugeridas era el "Ecoturismo", que proponía el descubrimiento de un yaguareté, un tapir y un indígena toba o wichí como si todo fuera parte de lo mismo: algo lindo para ver de lejos, algo pintoresco siempre y cuando se quede allá, en su provincia, sin joder a nadie.

Me chocaron, aunque no me sorprendieron, las noticias sobre Formosa.
Hace unas semanas discutimos en mi clase de español para extranjeros sobre la (falta de) diversidad en Argentina, por el tema de los afrodescendientes y cómo se los invisibilizó históricamente. Y yo mencioné que en EE.UU. la tradición es que las minorías se juntan, pelean por sus derechos y por lo general los consiguen. Acá, en cambio, la tradición histórica es que las minorías se juntan, pelean por sus derechos y en general se las reprime o se las mata.

No me interesa idealizar a los Estados Unidos ni entrar en polémica de qué es "mejor" o "peor". Porque la corrección política también tiene sus aristas. Y porque en Estados Unidos también pasaron, pasan y seguirán pasando cosas similares a la de Formosa, aunque quizás no a cielo abierto como pasó en esa provincia. Lo cierto es que lo de Formosa me duele porque me toca más de cerca: porque con Sofi conocimos la zona, hablamos con los tobas, y pienso que quizás nuestro guía de aquella visita que hicimos a la comunidad puede ser ahora uno de los muertos. Las muertes no son casuales en estos casos, y hasta pueden estar dirigidas específicamente a quienes lideran las propuestas.

Aunque sea obvio, no me queda otra cosa que hacer que solidarizarme con la comunidad Qom en estos momentos.

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