15.10.07

Encuentros cercanos del Tercer tipo /Segundo día

Mi intención para el viernes 12 era levantarme a eso de las 10:30 (me había acostado como a las 4:30, y venía con el cansancio acumulado del viaje + el primer día del Encuentro), pero como a las 9:30 los ruidos del gimnasio y el vestuario que se encontraban debajo de nuestros cuartos me despertaron. No había más remedio. Me levanté, y creo que también levanté a medias a mi paciente room-mate, Claudio.
Me afeité como pude (al igual que los bidets, la coexistencia de agua caliente y un espejo es un lujo pocas veces visto en la mayoría de los lugares, así que no tuve más remedio que afeitarme "a ciegas" bajo la ducha), y me puse un poco más de pilcha que la habitual, porque ese día me tocaba exponer mi ponencia.
Llegué a eso de las 10 o 10.30 a la Facultad, desayuné rápido en el buffet, pedí agua para mate y pude escuchar la última de las ponencias de la mesa sobre educación, y la discusión que hubo a continuación.

Dos expositores de la mesa sobre educación (No comment!). (Foto: Luisa F. L.)

A continuación fui al Taller de Teoría Literaria. Me pareció que le faltó un "rumbo", por decirlo así; creo que quedó demasiado sujeto a los vaivenes y las opiniones de lo que cada uno decía.

El Taller de Teoría Literaria, con otro cameo. (Foto: Mendoza's)

Después hubo un receso para el almuerzo (¡y acá, nuevamente, los compañeros cuyanos estuvieron más hábiles que nosotros, porque establecieron un tiempo realista para almorzar!). Conocimos el baratísimo y muy completo comedor de la Universidad, en el que por $2,90 podías hacerte de dos platos y una fruta... ¡ideal para los estudiantes de otras provincias que veníamos alimentándonos a puro mate, galletitas y sándwiches...!

El comedor de la UNCuyo. (Fotos: Lucía D.)

Aproveché el receso del almuerzo para comer y terminar de adaptar mi ponencia para la oralidad, porque me tocaba exponer en la mesa de las 15.45. Me tocó exponer junto a Diego Antico, un compañero de la UBA a quien no conocía, que presentó un trabajo sobre Ranqueles de Mansilla. No voy a hablar sobre cómo salió lo mío (¡para eso está el espacio de los comments de este blog...!), pero en líneas generales quedé muy contento. Eso sí, creo que me excedí bastante con el tiempo, porque mi ponencia era larga. Me parece que la charla posterior a la exposición, aunque breve, también fue muy rica.

Leyendo/exponiendo fuera de foco, como Robin Williams en "Los secretos de Harry". (Foto: Marianela P.)

Agotado por la exposición, para reponerme salí a tomar mate a la terracita que tiene la Universidad, y debo decir que al instante apareció bastante gente para ocupar su lugar en la ronda. (Creo que hasta cebábamos dos mates a la vez para que no se hicera tan largo.)

Alfredo M., un bon vivant que sabía disfrutar del solcito de la tarde. (Foto: Mendoza's)

Ese día cerró con una mesa sobre blogs, revistas y editores independientes. Eso sí, la noche recién empezaba... A lo largo de la tarde, un grupo de estoicos jóvenes encabezados por Guido M., preocupados exclusivamente por el bienestar etílico de la comunidad cuyano-porteña, se comisionó para juntar plata e ir a un hipermercado a comprar suficiente alcohol para la peña o kermesse que habría esa noche, y que ya venía organizándose via mail antes de que comenzara el Encuentro. (Nuevamente, acá no tengo más que palabras de agradecimiento para l@s mendocin@s, por lo bien que salió todo esa noche...!)


Después de la clásica secuencia de vuelta al Polideportivo-baño (¡otra vez, no todos!)-pedido de miles de taxis que increíblemente llegaban-salida a buscar algo para comer en el Centro, los grupos se fragmentaron de manera más radical que la noche anterior. Yo estaba en un grupo que recorrió absurdamente la ciudad en pos de referencias vagas, mensajéandose con gente que ya había comido (!), hasta que finalmente anclamos nuestros cuerpos en una pizzería recién abandonada por compañeros que nos indicaron que "se podía" comer ahí.
Nos tocó un mozo simpatiquísimo que la remó muy bien por su propina, y comimos pizza con cerveza (más algunos disidentes que se pidieron sus sándwiches).

El Rufián, Diego A., Exequiel A., Caro P., Seba H., quien suscribe, Ceci E. y Marianela P.
¡Qué temible equipo de comensales!
(Foto: El mozo remador)


Habiendo cumplido con el ritual alimenticio, orientamos nuestros ahora satisfechos cuerpos a una suerte de Club o Casa de la cultura (sí, yo tampoco lo creo pensándolo restrospectivamente) donde se desarrolló la peña/kermesse/show de talentos que nos ocupó durante esa noche...

Para los que llegamos temprano, hubo bastante tiempo de ponerse "a tono" hasta que la cosa comenzara. En mi caso particular, en el momento en que me tocó subir al escenario para abrir la tertulia literaria con algunos cuentos cortos, ya tenía tres fernet en mi organismo (dos Branca, y un Cinzano), así que dudo que se hayan entendido. Un tal Hernaiz me gritó "Seinfeld!" desde el público, porque parecia más un cómico de un stand-up show que un literato (creo que hasta leí con tono cómico textos que no lo eran...).

Postales del Fernet...! (Marianela P., Anahí B., quien suscribe.) (Autofotos con la cámara de M. P.)

La velada continuó con una presentadora cada vez más animada por el contexto y el vino local; hubo mucha poesía, y también música, con un cierre estelar a cargo de nuestra revelación musical del viaje: Pedro Ferdkin (aunque hay que decir que Mariano R. también se defendía, che).

Un peruano, una militante, un poeta porteño y una chica pop bailando la chacarera. Si esto no es posmoderno, muchachos, entonces explíquenmelo de nuevo porque no lo entendí... (Foto: Luisa F. L.)

Final a todo trapo a cargo de Pedro Ferdkin y nuestra presentadora, Javiera P. S. (Foto: Mendoza's)

Aún cuando tuvimos que irnos, las intenciones de seguir con la joda siguieron: un grupete se quedó en la Plaza hasta que cayó un policía a echarlos; otros, en cambio, nos desalentamos por el hecho de que a eso de las 5 ya no vendían alcohol ni siquiera en los bares (y la imagen que me viene a la mente de Julio, nuestro "Messi" del grupo viajero, resignándose con su licuado de frutilla, es francamente enternecedora...).

Debo haberme acostado a eso de las 5.30 o 6. Por ese motivo, quienes tenían que levantarse temprano al día siguiente para exponer su ponencia o comentar la de otros, merecen mi más sincero respeto y consideración.

Los que realmente laburaron esa noche: nuestros anfitriones. (Foto: Mendoza's)

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