7.8.16

El libro dual

Por Vicente Costantini

Reseña de La mirada / Identidades (La Plata: Ediciones Al Margen, 2016), de Osvaldo Ballina, publicada por el diario El día de La Plata el domingo 7 de agosto de 2016.




“Salí a buscar mi última mirada / aún no es medianoche y no encontré la primera mirada”. Con esta búsqueda se abre La mirada / Identidades, la más reciente publicación del poeta Osvaldo Ballina (La Plata, 1942). Un libro escindido desde el título, que reflexiona sobre la angustia de sentirse uno y muchos a la vez.

En la primera sección, La mirada, reaparecen temas presentes desde hace tiempo en la poesía de Ballina: el viaje, lo natural –particularmente a través del agua y lo oceánico– y la preocupación por el rumbo que está tomando el mundo. Todos estos elementos se reúnen en “Eneas al revés”, una réplica al famoso poema “Anquises sobre los hombros” de Horacio Castillo: “miren / el mundo está al revés desde hace tiempo / ya no es eneas que lleva a su padre sobre los hombros / no, es un refugiado […] / que sale del mar”. A esa visión pesimista, que puede encontrarse sin matices en otros libros de Ballina –En tierra de uno (1977) y Final del estante (1994), por tomar sólo dos ejemplos de una vasta obra poética– le corresponden también, como contrapartida, un vitalismo y una ironía que alivian y ponen en duda la severidad de la denuncia: “¿salirse del mundo es rebelión, prudencia o cobardía?”.

La segunda sección, Identidades, se distingue de la primera por la multiplicidad de voces que aparecen aquí desarrolladas, tanto en discurso directo como referido. A través de este retablo de personajes, Ballina advierte acerca de la naturaleza dual del hombre, tan animal como humano: “permanencia cambiante de sus identidades / él que era él y él que no era él / instinto de un yo dual / ciénaga de lobos y hombres”. En uno de los poemas más memorables, “La pandemia”, se sugiere que el lenguaje humano es, a la vez, la causa y el antídoto de esta angustia esencial, “camino de perdición para transformar el vacío en creación”. El poema, no obstante, cierra con dos imágenes crípticas que prolongan la contradicción: “venenos errantes, flores carnívoras”.

Como en muchos de los libros de su última etapa, Ballina concentra cada poema de La mirada / Identidades en una única estrofa, sin mayúsculas y valiéndose de escasos signos de puntuación. La apuesta más fuerte, entonces, aparece a nivel léxico y sintáctico: cuando se tensa el lenguaje de un modo absolutamente personal, haciendo que los sustantivos califiquen a otros sustantivos (“un aire tumba”, “yegua mar” o “una grieta estrella de respiración”, por ejemplo), y cuando se escogen palabras en una amplia variedad de registros, entre lo universal y lo cotidiano; lo culto y lo coloquial: “lo terrestre no varía nunca su guión […] / somos trapos de nadie tendidos al viento”.

¿Dos libros en uno, entonces? Más bien, un libro dual en el que la unidad formal y estilística supera la tendencia a la dispersión temática. El lector sabe dónde comenzará a buscar con su mirada, pero no imagina en cuál de estas identidades terminará por encontrarse a sí mismo.

http://www.eldia.com/septimo-dia/osvaldo-ballina-el-libro-dual-155907

22.7.15

Notas sobre «refugio de altura», de Osvaldo Ballina




1

refugio de altura, de Osvaldo Ballina, es un libro minimalista. Escribo el título así, sin mayúsculas, para ser fiel a la intención de sostener el libro completo sin mayúsculas en títulos, nombres propios ni comienzos de oración. Ni siquiera el nombre del "dios innominado" tiene mayúsculas.
Los poemas centrados en el medio, apretados y rodeados por el blanco de la página, completan la sensación de lo despojado, de lo mínimo. A partir de ese formato sencillo, sin pretensiones, se puede aspirar a que cada frase comunique más y diga de sí lo indispensable. En ese sentido, me parece interesante el diálogo sutil que hay entre títulos y textos. Muchos de ellos son fragmentos del texto, de modo que actúan como una lupa puesta sobre el poema. Esto obliga a volver y detenerse sobre ciertos sectores del texto que quizás el lector hubiera pasado por alto o leído rápidamente.
Además, la falta de puntuación de muchos poemas abre más posibilidades de interpretación a algunos de estos textos. Muchos adjetivos podrían ser sustantivos, a la vez que hay sustantivos que podrían funcionar como calificativos. Anoté, por ejemplo, "viento navaja" y "silencio murciélago".

2

A pesar de ello, el lenguaje es complejo. No por la sintaxis, sino por el léxico. Normalmente yo no recurro al diccionario cuando leo poesía: prefiero que las palabras que no conozco me sugieran algo por contexto, por asociación y por sonido. El mejor ejemplo de ello es esa misteriosa palabra escondida en un verso bellísimo de San Juan de la Cruz: "y el ventalle de cedros aire daba". Parte del encanto de ese verso, para mí, es lo que sugiere, sin decirlo, esa palabra desconocida, "ventalle". Sugiere viento, brisa; tiene movimiento y ondulación.
Sin embargo, al leer refugio de altura sentí que, si esas palabras desconocidas me quedaban sin comprender, se me escaparía el meollo del poema. Algunos ejemplos de mi ignorancia son "desbrozar", "sibila", "crótalo", "burilada". Descubro ahora que muchas de ellas son palabras técnicas. Supongo que mi padre no se sorprendería de una ignorancia mía de este tipo; una de sus frases favoritas es "A vos te falta inteligencia práctica".

3

Al principio, el título del libro y las referencias de algunos de los poemas me sugerían una crónica, en forma poética, de una excursión de montaña, real o imaginaria. Como suelo decir en mis clases, no siempre quiero saber de dónde surgen los textos. A veces tener más información sobre las circunstancias que dieron origen a un texto, lejos de iluminarlo o ilustrarlo, lo empequeñecen, lo limitan (como sintetiza el título de uno de los poemas: "aquí es otro lado"). Por eso me sorprendió encontrar, avanzando sobre el libro, otros poemas que me llevaban en direcciones bien distintas: "boca de fuego", por ejemplo, habla de un personaje en la bolsa de valores:

ese
que con un ojo, una pierna, un brazo
trabado de lengua, en la bolsa de valores
irradia, desde su boca de fuego,
su vislumbre más por dudas
que por ajenas convicciones
y desconcierta a los inversores
despuntados por el escándalo
para quienes uno más uno es dos
y no uno 

También hay referencias concretas a Cabo da Roca y Jaipur, entre otros sitios. De a ratos, me parece como si algunos de los temas esenciales del libro anterior de Ballina, Memoria de la India, hubieran decantado en este libro: como si ese secreto, ese murmullo al que se alude en el poema "jaipur" fuese siempre esquivo, eludiendo su captura en el poema.

4

Me gustan los poemas que terminan con una pregunta, como extendiéndole al lector la última palabra: 
¿son señales de un destino irredento,
sapiencia de la especie o treta del demonio?
¿el otro será mi hermano o mi verdugo?
Le tengo mucho afecto a un libro quizás menor de Neruda, pero que me gusta por su forma abierta, inconclusa, casi vacilante: el Libro de las preguntas. A veces he llegado a preguntarme a mí mismo si no tenía que limitar mi propio uso de la pregunta al final de los poemas; si no era una trampa que me estaba tendiendo a mí mismo para resolverlos y concluirlos. Todavía no lo sé, pero cuando encuentro un poeta que cierra (¿cierra?) sus poemas con una pregunta, me sonrío, como si algo nos identificara y nos uniera. Quizás habría que hacer, en un acto de apropiación irresponsable y feliz, una antología colectiva que incluya todas las preguntas que figuren al final de todos los poemas. El resultado podría ser, me parece, extraordinario.

5

Entre todos los poemas del libro, sorprende "pan de invierno". Lo transcribo íntegro:

el pan de invierno es un ángel aparecido
que espanta el pánico,
ciencia de lo natural absoluto
que da dicha 
a los sonámbulos sensatos
y a los plácidos locos
untados todos de tinieblas 
 
El título, el fraseo, la temática, la metáfora inicial... todo me recuerda a Luis Alberto Spinetta. Sin duda, este poema podría haber sido una letra de Invisible o Spinetta Jade. Aunque no sé, todavía, si a Ballina le gustaría esa comparación.

6

Me parece acertado que el libro termine con "la herencia", un poema cuyo uso del futuro le da un tono asertivo y rotundo:
  
pisarás las mismas huellas
mirarás asombrado a los altos muros
de la nueva ciudadela
verás caer palabras de desterrada palpitación...

Sin embargo, creo que otro final posible hubiera sido elegir "refugio de altura", el poema que da título al libro:

aquí en las alturas nevadas
toda lengua es reductiva
prensada por el frío
los sueños se desecan a la intemperie
en una ceremonia invisible
pero ajeno a toda soledad
oscuridad o claridad
por su boca de sí reflejante
crea la estrella guía
que sobreviene
vacío tras vacío
paisaje tras paisaje
mundo tras mundo

*     *     *


Post scriptum

Recibí el libro en la Biblioteca López Merino en abril de 2015, cuando salía de dar clase. Sin embargo, el libro fue editado en abril de 2014, y la dedicatoria de Ballina también está fechada en ese mes y ese año.
Existen dos explicaciones posibles para esto. La primera, que el autor efectivamente envió el libro en abril de 2014 a la biblioteca, pero por descuido el sobre quedó guardado y archivado durante un año, hasta el día en que las empleadas se acordaron y me lo dieron.
La segunda explicacion posible es que el autor simplemente se equivocó: tal vez pensaba en el año ya transcurrido mientras escribía la dedicatoria, cuando debería haber escrito 2015.
Hablé de explicaciones posibles. Existe también una tercera explicación, pero es imposible. Ésta indicaría que ni las empleadas ni Ballina cometieron error alguno; él envió el libro en abril de 2014 y ellas me lo entregaron ni bien lo recibieron. Puede haber ocurrido, entonces, que el libro viajara no sólo en el espacio, sino también en el tiempo. Que aguardara el momento indicado para llegar a mis manos. Como las cartas de Kafka o las cartas del cuento "Sobremesa" de Cortázar, la dimensión temporal en que se movió este libro fue distinta de la mía, la de Ballina, la de las empleadas. Buscó su momento para llegar a mis manos: el momento adecuado. Éste.

8.7.14

American Dream


¿Sigue existiendo el "sueño americano" en Estados Unidos? ¿Cómo es que la gente sigue creyendo en él? Esta frase de una alumna estadounidense (blanca, joven, universitaria), cuyo texto estaba corrigiendo hoy, puede darnos un atisbo de respuesta:

"Nuestro país es muy afortunado porque la gente tiene la libertad de llegar a ser lo que quiera ser, algo que no existe en todo el resto del mundo."

31.12.13

Aprendiendo (de las redes sociales)


Una reflexión breve sobre los apócrifos en las redes sociales. Leo en un muro de Facebook:

APRENDIENDO (Jorge Luis Borges)

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender... que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos...

...bla bla bla, etcétera.

No necesito leer más de dos párrafos para saber que esta seguidilla de lugares comunes no pertenece a Borges (aunque su atribucion apócrifa, como la del poema "Instantes", es sin duda un hecho borgeano).
Lo que me pregunto es: ¿cómo reaccionaríamos si, ante el mismo texto, se atribuyera a otro autor, como el que sigue?

APRENDIENDO (Marcelo Polino)

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender... que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos...

...bla bla bla, etcétera.

Una vez más, la lección del "Pierre Menard" gana la partida: véase cuán profundo, sensible y erudito es el párrafo de Borges, y cuán mediático, farandulero y superficial el de Polino.

26.12.13

El problema de no ser Dios

Confirmado: el mayor pecado de nuestros tiempos es no ser Dios.

"Exhibiendo una gran falta de ubicuidad y un nulo compromiso con la Universidad pública, gratuita, cogobernada e irrestricta, en la noche de ayer un grupo minoritario que expresa tener mandato de la asamblea de estudiantes “tomó” la Facultad..."

(Fragmento de un comunicado de la Facultad de Filosofía y Letras del 17 de octubre pasado, cursivas mías.)

21.3.13

Fin del mundo


El domingo, como ya me estaba volviendo loca por estar encerrada, quise ir a caminar, a tomar un poco de sol a la plaza de la biblioteca. Le toqué la puerta a papá para ver si quería venir. No contestó. Abrí. Estaba dormido. Se levantaba al anochecer, justo para ver el noticiero durante la única hora de televisión que daban por día. Comía un poco a la cena y se volvía a acostar hasta la noche siguiente. A veces me olvidaba de que él estaba.
Salí sola. En la plaza no me animé a desplegar la lona, tuve una sensación extraña. No había nadie. Ni chicos jugando al fútbol, ni chicas tomando sol, ni gente con sus perros, ni ciclistas, ni viejitos sentados en los bancos. Nadie. Era un domingo de sol y la plaza estaba vacía. Y no era demasiado temprano. De vez en cuando, pasaba un auto por la avenida. Di una vuelta por Plaza Francia, por La Recoleta. Todo estaba impecable, el pasto cortado, los canteros con flores. En el café La Biela estaban las sillas vacías bajo las ramas del gomero inmenso. Los mozos sentados en los taburetes de la barra se espantaban las moscas con el repasador. Volví a casa rápido.


Un fragmento, a modo de microcuento, de la extraordinaria novela El año del desierto, de Pedro Mairal. Disfruto mucho cada vez que la releo. Una de esas novelas que cualquier escritor aspira, alguna vez, a poder ejecutar. Es una injusticia que esté agotada y sea tan difícil de conseguir.

8.10.12

¡Presentación!




¡Presento mi primer libro! Estaré acompañado de una dupla que se las trae: Santiago Espel y Buby Kofman, quienes también presentarán sus últimas publicaciones. Ojalá puedan venir. Es en La Plata, pero bien vale el viaje.

16.8.12

Poema plagiado


VICENTE / SOFIA    mis felicitaciones  a los  dos      1er  nieto   un gran   abrazo     se me complica un poco  ir a la plata  espero  conocerlo pronto      muchos saludos


(Transcripción textual del e-mail que me envió mi tío Enrique por el nacimiento de mi hijo Julián.)

9.2.12

El arte de la comparación estúpida

Mientras buscaba información de autores de novelas policiales, me topé con una comparación estúpida que merece citarse, referida al autor Jerome Charyn, quien también es un jugador bastante bueno de ping-pong e incluso ha escrito un libro al respecto:

Además de dedicarse a la escritura y la docencia, Charyn es jugador de campeonatos de tenis de mesa, y una vez se posicionó entre el 10% de los mejores jugadores de Francia. El famoso novelista Don DeLilli llamó al libro de Charyn sobre tenis de mesa, Golpes ardientes y efectos endiablados (Sizzling Chops & Devilish Spins), "El Fiesta de Hemingway del ping pong" (The Sun Also Rises of ping-pong.").

Parece ser que, a falta de algo original para decir sobre un artista, los escritores de contratapas apelan a la comparación, por más que ésta sea ridícula o absurda. En cierta forma, la metáfora tiene un funcionamiento similar, particularmente a partir de las vanguardias del siglo XX, aunque con resultados un poco más felices.
Otro ejemplo de lo que estoy diciendo: hoy tuve el dudoso privilegio de escuchar, a propósito de la muerte del queridísimo Flaco Spinetta, que a falta de comparaciones foráneas Clarín lo había llamado "El Caetano Veloso/John Lennon argentino", como si ese monstruoso engendro bicéfalo significara un elogio.

8.10.11

Ho Chi Minh: Diario de la prisión




Libro curioso e inconseguible, el Diario de la prisión de Ho Chi Minh.
Leerlo implica un acto de indulgencia: al igual que cuando leemos poesía oriental, rusa o árabe, tenemos que creer que lo que tenemos ante nosotros se acerca, vagamente siquiera, a la sonoridad y el sentido pensados originalmente por sus autores.
Esto se agudiza particularmente en el ejemplar que tengo, publicado por Tusquets en 1974 (apenas 5 años después de la muerte de su autor), ya que el editor y traductor afirma haberse basado "fundamentalmente en las traducciones oficiales al francés y al inglés", sin aclarar si tuvo en cuenta también el original en chino en el que los poemas fueron escritos.
Pero todo esto importa poco. Aunque Ho Chi Minh nunca le otorgó más importancia que la de un pasatiempo para matar el aburrimiento de la cárcel, creo que este libro pertenece, sin duda, al campo de la literatura. Me gusta su falta de pretensión, su sencillez, la sequedad narrativa que a veces abre paso a chispazos de lirismo. Cabe aclarar que, en el momento de su composición (1942-1943), el líder vietnamita era apenas un revolucionario soñando con la liberación de su país, y no un prócer canonizado en un panteón histórico.
Además, creo que el Diario reviste el mismo interés que tienen aquellos textos escritos por personas públicas que no son escritores reconocidos. Esto hace que seamos más benévolos al leerlos, que nos acerquemos a ellos con una intencionalidad distinta que la que reviste, habitualmente, la literatura. Y sin embargo, tengo que decir que el libro está magíficamente construido: tiene una secuencia narrativa variada y coherente, muchos de estos poemas pueden leerse como pequeñas fábulas o microcuentos, y además (y esto me demuestra que, en el fondo, Ho Chi Minh estaba interesado en organizarlo como libro) posee un comienzo y un final perfectamente reconocibles: se abre cuando el yo lírico es metido en prisión, y se cierra con su liberación.

El Diario de la prisión seguramente debe ser más bello en su idioma original, con los sonidos y la caligrafía del chino. Consiste, en total, de 101 poemas "escritos directamente en chino, y no en lengua vietnamita, para no alarmar a los carceleros", durante un período de catorce meses. Esta es una pequeña selección de los poemas que más me gustaron; inevitablemente resuena para mí, en algunos de ellos, el eco de Kafka.


Duro es el camino de la vida

Después de haber escalado a pie montañas y altos picos,
¿Cómo iba a suponer que en la llanura encontraría peligros mayores?
En las montañas encontré al tigre, y nada me pasó.
En las llanuras me topé con los hombres, y fui arrojado en prisión.

La flauta del preso

De pronto, suenan nostálgicas las notas de una flauta.
La música surge tristemente, sollozando una melodía.
Es un doloroso viaje a miles de kilómetros de distancia, a través de ríos y montañas,
Lejos, una mujer espera en lo alto de una torre el regreso de su amado.

Los grilletes

I.
Hambrientos, con las fauces abiertas como feroces monstruos,
Los grilletes caen sobre nosotros cada noche
Apresando a todos la pierna derecha.
Sólo la izquierda puede moverse con libertad.

II.

Algo muy extraño ocurre a esta hora:
Todo el mundo se precipita para que le coloquen sus grilletes,
Una vez encadenados, duermen en paz;
De lo contrario, no saben qué hacer con sus piernas.

La ración de agua

Cada uno tiene una ración de media vasija de agua
Para lavarse la cara o para hervir té, como prefiera:
Si quieres lavarte la cara, no podrás hervir té;
Si quieres beber té, tendrás que pasar sin lavarte la cara.

El juego

Los que viven del juego son arrestados,
Pero dentro de la cárcel pueden jugar todo lo que quieran,
Así de vez en cuando se oyen lamentos como éste:
"¿Por qué no se me ocurriría antes venir a este sitio?"

Anochecer

Los pájaros, cansados, buscan abrigo en el bosque.
Una nube solitaria vaga por el cielo.
En la aldea, una muchacha muele maíz
Mientras el fuego brilla en su horno de barro.

Llegada a Tiempao

He recorrido cincuenta y cinco kilómetros en este día,
Mis ropas están empapadas, mis zapatos, destrozados,
Y en toda la noche no he encontrado un sitio donde dormir.
Junto a la letrina, espero la llegada del alba.

Aviso para mí mismo


Sin el frío y la desolación del invierno,
¿Quién vería el dulce esplendor de la primavera?
En el crisol de la desgracias se ha fortalecido mi corazón,
Y templado mi espíritu.

Cerdos y hombres

I.

En nuestro mismo camino van unos guardias que llevan cerdos.
Los cerdos, cargados a las espaldas de los guardias, los hombres, arrastrados con cadenas.
Cuando el hombre pierde su libertad
Vale aún menos que un cerdo.

La muerte del jugador

Ya no era más que huesos y pellejo.
La miseria, el frío y el hambre acabaron con él.
Esta noche durmió apoyado en mi espalda;
Al amanecer, partió hacia el Reino de las Nueve Primaveras.

Crepúsculo

El viento afila sus espadas en las montañas,
La hoz del viento sesga las hojas de los árboles,
Suena el gong de una lejana pagoda,
El caminante apresura sus pasos,
Un niño toca la flauta mientas conduce su búfalo al establo.

Pensando en un camarada

Aquel día, me acompañaste hasta la orilla del río;
"¿Cuándo volverás?", preguntaste — "Para la próxima cosecha", contesté.
El arado ha surcado de nuevo los campos,
Y yo sigo prisionero lejos de mi patria.

Medianoche

Con los ojos cerrados, todos los rostros parecen puros,
Pero cuando despiertan, en unos aparece la maldad y en otros, la bondad.
El hombre no es malo, ni bueno, por su nacimiento;
La maldad y bondad no son sino frutos de la educación.

Noches de insomnio

A lo largo de interminables noches en las que el sueño se rehúsa a venir,
He escrito más de un centenar de poemas sobre la vida en prisión;
Al terminar una estrofa, dejo el pincel.
Y contemplo el cielo a través de los barrotes.

Leyendo la "Antología de los mil poetas"

Los antiguos gustaban cantar a la naturaleza;
Los ríos y los montes, el viento y las flores, la nieve y la niebla.
La poesía de nuestro tiempo debe cantar al hierro y al acero,
Y los poetas, aprender a luchar en la batalla.

Libre, cruzo las montañas

Las nubes abrazan a las cumbres, y las cumbres abrazan a las nubes.
En el valle, el río brilla como un espejo, limpio e inmaculado.
Libre, cruzo las crestas de la Cordillera Occidental camino del sur,
Y el corazón late confuerza pensando en los antiguos camaradas.