15.1.11

El recital de tu vida




Me pone muy feliz decir que, en los últimos 5 años, tuve la oportunidad de ver a artistas que nunca pensé que vería. Digamos que mi predilección por la música de los 60s / 70s limita bastante las posibilidades reales de ver a sus protagonistas (aunque los últimos años se dedicaron a desmentir esta afirmación).

Hasta el año pasado, si tenía que elegir dos recitales que verdaderamente me hubieran marcado, obviamente no podía eludir el de Queen, del que dejé algún comentario en este blog, y también tengo que agregar el que probablemente había sido el mejor: el recital de Roger Waters el 17 de marzo de 2007, con la gira Dark Side of the Moon. Voy a evitar la tentación de hacer comentarios sobre esos dos recitales, porque si no corro el riesgo de no escribir apropiadamente del de McCartney, que es de lo que se ocupa este post.
Desde hace un tiempo que McCartney me venía sorprendiendo por la calidad y variedad de sus recitales en vivo, como ya comenté antes. Así que cuando me enteré de que venía a la Argentina, decidí ir o ir. McCartney había venido antes una vez, en diciembre de 1993 con su gira de Off the Ground (1993), y en ese entonces hizo tres fechas en River, entiendo que con una lista de temas bastante parecida a la del disco Paul is Live! (1993). Siempre me había dado un poco de envidia que mi amigo Willy hubiese ido en ese entonces, con sólo 11 años, porque lo llevó su viejo.

Dos cosas me permitieron sacar la entrada: el hecho de que sabíamos que iba a agregar una segunda fecha, y la preventa de Banco Francés. Por suerte esta vez se podía comprar teniendo tarjeta de débito en un punto de venta, así que Sofi y yo sacamos nuestras entradas sin mayores complicaciones. Pero más allá de este beneficio, tengo que decir que estoy un poco hinchado las pelotas con las políticas de venta de Ticketek, que saca una gran tajada en concepto de "costo de servicio". En muchos casos esto es una comodidad, pero lo que verdaderamente me molesta es que pongan muchas restricciones con la compra y que, con la excusa de la "preventa", le den oportunidad a los hijos de puta de los revendedores de agotar las entradas y obligar a la gente que realmente está interesada (y que no tiene por qué tener tarjetas de Banco Francés) a pagar las entradas por mucho más de lo que éstas valen.
Conseguir entradas para una de las fechas de U2 en La Plata fue un verdadero dolor de cabeza.

Estaba muy entusiasmado por el recital, y venía hablando de él con un estudiante de español que es músico y bastante fanático de los Beatles, Todd. Él me dijo que había ido a ver a sir Paul en los EE.UU. y le había gustado muchísimo.
El día del recital era la segunda fecha y caía jueves. Justamente fui a trabajar al instituto y les dije a Todd y a otros alumnos que ese día íbamos a ver a McCartney. También hablé con Vale (profesora de español, diseñadora de ropa y rockera casi profesional), quien había ido la noche anterior y estaba fascinada. Tuve que pedirle que no me contara más cosas, para no arruinar las posibles sorpresas de esa noche.
Me junté con Sofi en Retiro y de ahí nos tomamos el tren a Núñez. Por alguna razón estaba nervioso, como temiendo que algún imprevisto me impidiera ir a ver el recital. Por suerte, no fue así y todo salió espectacular.

La entrada decía muy clarito "19Hs", así que yo quería estar en el estadio al menos a las 17 / 17.30 hs. Tuvimos que dar una vuelta grande a River y entrar por atrás, y además hacer una cola que demoró bastante. Habíamos sacado la entrada más barata, "General Sívori", por $200 (más el inevitable "costo de servicio"), no sólo por una cuestión de plata, sino porque desde hace algún tiempo que disfruto más viendo los recitales desde lejos y bien, que en un campo pedorro en el que la gente te tapa la visión, y en donde nunca vas a poder llegar adelante ahora que inventaron esa grasada del "campo VIP".
En una de las callecitas que llevan al estadio nos topamos con un vendedor de la revista Hecho en Buenos Aires, que hacía mucho que yo no compraba, así que le compré una revista algo vieja con una nota a Paul McCartney, y todas las HBA que yo no tenía. El vendedor quedó muy contento. Así que aprovechamos para leer parte de las revistas mientras esperábamos.
Entramos al estadio e hicimos lo mismo que en el recital de The Police del 2007: nos fuimos bien para la derecha, a un sector del "General" donde se ve bárbaro y por lo general hay poca gente porque muchos piensan que es una platea. Una de las ventajas de River es que la sección "General" es bastante grande y estas subdivisiones permiten encontrar buenos lugares sin estar tan apretado.

Sólo hubo dos cosas que me molestaron: la primera, que contrariamente a lo que decía la entrada, el recital recién arrancó a eso de las 21. Pienso que debe haber sido un error de Ticketek, porque la experiencia me demuestra que los músicos ingleses son puntualísimos a la hora de empezar los recitales, y tienen mucho respeto por el público. Y la segunda, el grupo soporte: Andrés Ciro, de los Piojos, haciendo un set acústico horrible que poco y nada tenía que ver con lo que íbamos a escuchar esa noche.
El recital de McCartney empezó con una serie de imágenes y de canciones que iban pasando que posiblemente estaban entre lo peor que había hecho Paul (por ejemplo, reconocí algunos fragmentos del espantoso disco McCartney II, de 1980). Pero cuando las luces se apagaron y McCartney apareció sobre el escenario, todo lo demás se desvaneció: el público se puso de pie enfervorizado, y la banda arrancó con una poderosa versión de "Magical Mystery Tour".

McCartney vestía un traje que recordaba al viejo vestuario de los Beatles, algo así como una ropa retro actualizada, tal como dice en su canción "Vintage Clothes" de Memory Almost Full: "What we are / And what we wear / Is vintage clothes". Cuando se quitó el saco, ironizó diciendo que sería "el único cambio de vestuario de la noche".
Me cayó muy bien que Paul se comunicara en español, y con una pronunciación bastante buena. Recuerdo bien que después de unos de los primeros temas nos dijo: "¡Ustedes son buena onda!".
El recital siguió con grandes canciones: "Jet", "All My Loving" (en el que pasaban imágenes de los Beatles... muy fuerte, por la cantidad de años transcurridos y el valor histórico de ver a un tipo como McCartney, todo el tiempo tratando de superarse y mantenerse al día).
A diferencia de otros recitales, Paul no estaba presentando ningún disco en particular, y eso le daba la posibilidad de ir y venir en el tiempo y en su discografía con una soltura y una comodidad admirables.
Después vinieron "Letting Go" (que yo no conocía), y uno de mis temas favoritos para escuchar en vivo: "Drive My Car". Siguió "Highway", un tema de su proyecto The Fireman que también era nuevo para mí, y una enérgica "Let Me Roll It", con el final enganchado a "Foxy Lady" de Hendrix, tal como viene haciendo en los últimos años.
Paul se colgaba y descolgaba el clásico bajo Höfner, e iba alternando también con guitarras eléctricas y acústicas según el tema. Después llegó el momento en que se sentó al piano, y lanzó unas descollantes versiones de "The Long and Winding Road", "Nineteen Hundred and Eighty Five" (un tema de Band on the Run que me gusta muchísimo), "Let 'Em In" (otro tema de Wings que yo no conocía), y "My Love", una canción que presentó diciendo que la había escrito "para Linda".

Después el recital pasó a una sección acústica, más relajada, que abrió con el bellísimo tema "I've Just Seen a Face", de Help!, nos sorprendió a todos con "Bluebird" (otro tema de Band on the Run que estaba prácticamente estrenando en vivo), "And I Love Her" (un tema que, confieso, nunca me entusiasmó demasiado), para luego pasar a "Blackbird".
Me parece impresionante que un tipo solo, con una guitarra en mano, sea capaz de interpretar un tema que mueve la fibra interna de todos los que tiene enfrente. Las versiones de "I've Just Seen a Face" y de "Blackbird" me hicieron emocionar, a pesar de que ambas son canciones relativamente simples, y que sin embargo calan hondo. Al lado nuestro había un hombre de unos 65 años, que había ido solo al recital. Casi no cantó, el único comentario que me hizo fue "¡Está en formol!" (por lo bien conservado de McCartney), y sin embargo me pareció verlo llorar durante "Blackbird". Eso, a su vez, me resultaba conmovedor: ver tres generaciones unidas por la misma música, algo que muy pocos músicos consiguen. Veía gente mayor, padres que habían llevado a sus hijos de diez años, y todos cantaban y coreaban. Además, es algo universal, que se ve en todos sus recitales a lo largo del mundo.
El set acústico siguió con "Here Today", el homenaje a Lennon compuesto después de su asesinato, del disco Tug of War (1982), y que creo que Paul presentó como "una canción para un amigo". Para levantar el bajón emotivo, McCartney se puso la mandolina y tocó "Dance Tonight", el único tema de Memory Almost Full de la noche. A eso siguió otro tema que me gusta mucho de Band on the Run, "Mrs. Vanderbilt" (y que me recuerda la primera vez que Sofi y yo lo escuchamos, viajando por la sierra cordobesa) y "Eleanor Rigby", un tema que sé que debe haber emocionado a muchos, que por alguna razón nunca me llegó demasiado.
Lo que siguió fue sencillamente impresionante. Ukelele en mano, Paul empezó a tocar una versión de "Something", muy parecida a la que figura en el disco en vivo Back in the US (2002). Pero lo verdaderamente único fue que después del "I don't know, oh I don't know...", la banda entró con todo para tocar el resto del tema, y atrás aparecieron imágenes gigantes de Paul y George Harrison juntos. Todo ese conjunto me sorprendió y emocionó mucho.








La versión "oficial", y tres grabaciones del público de "Something".

Después vino otro tema del proyecto The Fireman, "Sing the Changes", que a partir de ese momento se convirtió en una de mis canciones favoritas de McCartney en vivo. Recomiendo especialmente la versión que se puede ver en el DVD Good Evening New York City (2009). Además, viendo el video en YouTube pude confirmar algo que sospechaba cuando estuve en el recital: ¿la persona que aparece en las imágenes de atrás no es Barack Obama...?

El recital continuaba, y juro que McCartney no tomó un solo trago de agua. Estaba impecable, su voz intacta, con una claridad y expresividad que un cantante de mi edad envidiaría. Siguieron "Ob-La-Di, Ob-La-Da" (otro tema que nunca me gustó demasiado), "Back in the USSR", y uno de mis favoritos de los Beatles: "I've Got a Feeling". Después una demoledora versión de "Paperback Writer", y la joya de la noche: "A Day in the Life". Después de tantos años, Paul se da el lujo de homenajear a Harrison y Lennon; se ve que las cosas ya han decantado y quedan los buenos recuerdos. Esta canción se enganchaba con "Give Peace a Chance", un tema que por su contenido también podría haber sido de Paul.
El cierre de la noche vino con temas que casi siempre sirven de cierre: "Let It Be", "Live and Let Die" (con un despliegue impresionante de fuegos artificiales) y "Hey Jude".


Paul se despidió y todos sabíamos que volvería. Pero no volvió solo: trajo consigo la camiseta de la selección argentina, con el número diez y la inscripción "McCartney".


Los bises fueron temazos: "Day Tripper", "Lady Maddona", "Get Back". Otra despedida, otra vuelta, y por si fuera poco, el cierre definitivo con "Yesterday", "Helter Skelter" y el enganchado que me fascina, "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band" (la versión rápida, "reprise"), junto con "The End" de Abbey Road. Justamente "The End" marcó el "end" del recital, ahora sí definitivo.

Fueron tres horas de música y energía, como un enorme regalo de amor hacia el público. Porque no se puede decir otra cosa de un tipo que a los 68 años podría quedarse en su casa disfrutando de sus millones, y que sin embargo sigue dando vueltas por el mundo para conmover a sus fanáticos.


El día después
Entré a Internet al día siguiente y me sentí un privilegiado, porque comprobé que el jueves McCartney tocó "Magical Mystery Tour" en lugar de "Venus and Mars / Rockshow", y tampoco tocó "I've Just Seen a Face" el miércoles. Pero cuando se gana también se pierde: el jueves nos privamos de escuchar "Got To Get You Into My Life", "Two Of Us" y "I'm Looking Through You".

¿Los destacados?
Yo señalaría la apertura con "Magical Mystery Tour", "Drive My Car", "Nineteen Hundred and Eighty Five" y "I've Got a Feeling" como los puntos más altos de la vibración rockera. (Pisándoles los talones, "Back in the USSR" y "Helter Skelter").
Ya mencioné lo increíble de "Something", y los bellos momentos acústicos de "I've Just Seen a Face" y "Blackbird".
Y no puedo dejar de destacar que McCartney haya tocado gran parte del disco Band on the Run, con las únicas excepciones de "Mamunia", "No Words", "Picasso's Last Words (Drink to Me)" y "Helen Wheels" (es decir, tocó 6 temas de un total de 10). Toda una rareza si se tiene en cuenta que no interpretaba "Bluebird" desde hacía muchos años.

¿Los temas que faltaron?
En honor a la verdad, tengo que decir que cuando salí del recital no sentí que me faltara escuchar ninguno de los grandes temas de su vasta discografía. Había llegado al recital con altas expectativas, y sin embargo el recital las superó todas.
Pensando en frío, sin embargo, puedo enumerar algunos temas que significan mucho para mí por motivos personales o por vivencias, y que quizás me hubiera gustado escuchar: "For No One", "Young Boy" y "Calico Skies" son los que se me vienen a la mente ahora.

1 comentario:

Cynthia dijo...

Te amo PAUL!!!! Mi vieja siempre cuenta que estando en el hotel conrad miami lo vio y hasta él le dio un autografo, pero que bueno al volver a Bs As le perdieron la valija en el aeropuerto con el autógrafo (andá a saber si es verdad la historia jajaja) Bueno, a lo que iba es que ella me los hizo escuchar desde chiquita y hoy ya tengo casi 40 y siguen siendo mi banda preferida. Y el concierto que dieron realmente fue todo lo que esperaba.
Salduos